La experiencia de la maternidad, desde las primeras náuseas hasta la callada felicidad tras el parto es la materia de una obra creada e interpretada por la actriz costarricense Ana Iztarú, que hace reír y reflexionar a los amantes del teatro.
Es una obra casi autobiográfica, porque se basa en la propia experiencia de la actriz.
"Algunos personajes son tan reales que tendría que pagarles derechos de autor", bromeó Iztarú, refiriéndose a una enfermera conservadora que critica en su pieza la participación de los hombres en el momento del parto.
El montaje empieza por destacar las dificultades de una mujer para embarazarse cuando lo desea. "Es que para quedar embarazada no hay nada mas fácil que tener 16 años, ser soltera y acostarse con el novio", dice la actriz en escena, haciendo referencia al problema del embarazo adolescente.
A partir de ese momento, relata la intromisión de la familia política en la vida de la embarazada, un recurso que emplea para denunciar como la mujer pasa a ser, en algunas culturas, sólo un cuerpo que porta a la criatura, perdiendo su propia identidad.
La maternidad es un tema poco llevado al teatro. Justamente por eso fue abordado por Iztarú.
"Lo tomé por innombrado, por ausente, por ser un tema que concierne al cuerpo y la sexualidad de la mujer, y porque intento hablar de ella -la maternidad- en otros términos, no de sacrificio, muerte o enfermedad, sino como goce del cuerpo femenino, signo de coraje, y nexo indestructible con el deseo sexual", declaró la actriz a IPS.
Iztarú señaló que esta obra, que obtuvo en 1995 en España el premio María Teresa León, es feminista, "porque reivindico a la mujer y la admiración por una etapa de su vida trascendente en la cual el varón puede ser un compañero solidario, comprometido con el proceso, y un padre amoroso".
"Intento también luchar contra el machismo ejercido por las propias mujeres, porque hay mujeres que de víctimas pasan a victimarias y descargan su frustración en las propias mujeres, a las cuales les hacen creer que la maternidad es casi una maldición bíblica", agregó.
En la mayor parte de la obra, Iztarú busca denunciar la falta de control de la mujer sobre su propio cuerpo, porque los demás se apoderan de su deseo de ser madre, o de no serlo.
Cuando una mujer se embaraza siempre hay alguien que se encarga de anunciarle todos los males que sufrirá y que su cuerpo se deteriorará.
"Tus pechos van a caer a un foso sin fin del que no saldrán nunca más", dice Iztarú en su obra, a lo que ella misma responde que las marcas físicas que deja un embarazo solo denotan que ese cuerpo ha sido amado.
Ana Soto Marín, verdadero nombre de la autora, revaloriza la maternidad. "Nos han dicho que las mujeres envidiamos el falo masculino, (pero) ?no será acaso que el varón envidia el vientre femenino?", se preguntó, en conversación con IPS.
A ese valor que concede a la maternidad da vida cuando se pasea por el pequeño escenario del teatro "mirando con aire de perdonavidas a los varones, esos hombres desprovistos de útero".
Defiende también el derecho de las mujeres a mostrar los signos del tiempo. "?Es que acaso los hombres no envejecen, no se quedan calvos y echan panza? Quién les dice algo?. Ahhh, pero a las mujeres…¡", dijo la actriz
"Baby boom en el paraíso" es el nombre de la obra, la tercera de la escritora, actriz y poeta Iztarú. Las tres giran en torno de temas femeninos.
La primera, "El vuelo de la Grulla", narra la historia de una mujer que desea trabajar, pero el marido se lo impide, apoyado por la madre de él. Finalmente, el esposo debe optar entre la solidaridad con su esposa o continuar unido su madre. Y no puede romper ese cordón umbilical.
La segunda, "Madre nuestra que estás en la tierra", es la historia de una familia costarricense venida a menos en la cual se muestra la relación madre e hija y diversos tipos de mujer.
En primer lugar, una bisabuela intelectual de principios de siglo, luego la abuela, sumisa, abnegada. Le sigue la madre, una mujer cargada de fracasos que desahoga su frustración en su propia hija, una adolescente confundida.
A pesar de sus tres obras y de su trabajo como actriz, Iztarú se siente mejor en su traje de poeta, una faceta en la cual ha cosechado importantes triunfos nacionales e internacionales.
"El trabajo actoral es un acto de amor efímero. Es hermoso, pero efímero. De ahi su magia, pero me siento más poetisa que otra cosa", declaró.
"Baby Boom" le dejó varias satisfacciones, más allá del premio logrado en España. "La gente se acerca a mí, después de la función, y me muestra la foto de sus hijos, o me cuenta la historia de sus embarazos. Es como pasar el umbral de su intimidad, y eso me gusta".
La obra termina cuando la madre, ya con su hijo en brazos, lo admira, se pierde con él en un mundo distante y feliz y comprende que, para siempre, ha quedado enamorada. (FIN/IPS/mso/ff/cr/96)