La caída del conductor de la economía argentina, Domingo Cavallo, no provocó alarma en Brasil, pero la expectativa es grande ante las decisiones que tomará el nuevo ministro, Roque Fernández, dada la estrecha conexión comercial y económica entre los dos países.
El presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y sus auxiliares se apresuraron a afirmar que todo sigue igual en las relaciones bilaterales, en el Mercado Común del Sur (Mercosur) y en la política económica de ambas naciones.
Esas relaciones y políticas "no dependen de personas", señaló el ministro de Hacienda, Pedro Malan, agregando que Fernández, hasta ahora presidente del Banco Central de Argentina, "es una garantia de continuidad del proceso" de liberalización y estabilidad económica de su país.
Pero economistas independientes destacaron que la destitución de Cavallo, resuelta el viernes por el presidente Carlos Menem, ocurrió en un momento delicado en Argentina y en el cuadro internacional, generando incertidumbres para el futuro.
El factor decisivo es la credibilidad del gobierno argentino ante los inversionistas, destacó Carlos Thadeu de Freitas, ex director del Banco Central brasileño.
Argentina acumuló reservas de 20.000 millones de dólares que le permiten soportar alguna fuga de capital externo, pero no por tiempo prolongado.
Los capitales podrían abandonar el país si el nuevo ministro no demuestra fuerza política para recortar gastos y aliviar el déficit público, una tarea dificil cuando Argentina registra un desempleo de 17 por ciento y fuertes presiones sociales, advirtió Freitas.
Fernández representa la continuidad, como economista ortodoxo y vinculado al plan de libre convertibilidad del peso argentino, pero no tiene el peso ni la vocación política de Cavallo.
El plan argentino se basa en la "camisa de fuerza" de la paridad uno-uno entre el peso y el dólar, por una ley que sólo permite emitir moneda nacional si entran divisas, explicó Freitas.
Una fuga continuada de capital extranjero, si el nuevo ministro no logra la confianza de los inversionistas, debilitaría al gobierno argentino a punto de obligarlo eventualente a devaluar el peso. En ese caso, Brasil resultaría duramente afectado, observó el economista .
Brasil intenta equilibrar su comercio exterior, que registró un déficit de 327 millones de dólares en junio y tiende a repetir ese resultado este mes. Por eso preocupa la hipótesis de una devaluación en Argentina, el segundo destino de las exportaciones brasileñas.
La tendencia al alza de las tasas de interés en Estados Unidos amplía los riesgos del momento, al promover la salida de capitales de América Latina, manifestó Paulo Nogueira Batista Junior, experto en finanzas internacionales y deuda externa de la Fundación Getulio Vargas.
Argentina y Brasil dependen de recursos externos para financiar su déficit pblico y de cuenta corriente con el exterior. La incertidumbre en cualquiera de los dos países ahuyentaría capitales de toda América Latina, como ocurrió con la crisis estallada en México a fines de 1994, señaló Nogueira Batista.
Pero todos los comentaristas reconocen diferencias entre la Argentina de hoy y la situación de México en diciembre de 1994, aunque sea común la alta dependencia del capital externo. Además del aumento de sus reservas internacionales, Argentina registra superávit comercial, mientras México presentaba déficit.
Los problemas se vinculan a la rigidez del modelo argentino, el elevado desempleo y la crisis política del gobierno de Menem, que perdió tres ministros este mes, indicaron economistas y empresarios como Mario Ernesto Humberg, coordinador de un movimiento de renovacion de liderazgos empresariales.
Antes de Cavallo, renunciaron Rodolfo Barra, ministro de Justicia, acusado de mantener relaciones en el pasado con una organización antisemita, y Oscar Camilión, de Defensa, por un escándalo de venta de armas a Ecuador.
Con la ley convertibilidad, la salida de capital externo obliga a reducir el circulante en moneda nacional y se profundizan así la recesión y el desempleo y, por lo tanto, la tensión política.
Consecuencias similares resultarían de medidas para evitar la fuga de inversionistas, como la elevación de las tasas de interés.
Esa ecuación complicada, de caminos estrechos, preocupa también a las autoridades brasileñas. Horas antes del reemplazo de Cavallo, el ministro Malan reconoció en una entrevista al diario Clarin, de Buenos Aires, la total "interdepencia" entre las dos economías. (FIN/IPS/mo/ff/if/96