En América Latina, una auténtica reforma del Estado pasa por reconocer a los gobiernos municipales un papel específico y autónomo respecto a los gobiernos centrales, afirmaron alcaldes sudamericanos reunidos en esta capital.
Así lo dijeron Tarso Genro, alcalde de la ciudad brasileña de Porto Alegre, su par de Montevideo Mariano Arana, Miguel Azcueta, responsable del municipio El Salvador de Lima, Sadi Melo, alcalde de la comuna de El Bosque de Santiago de Chile, y Antonio Alves, secretario de cultura de Río Branco (Brasil).
Los jefes comunales participan desde el miércoles en el seminario "Desarrollo local, democracia y ciudadanía", realizado por tres organizaciones no gubernamentales uruguayas con financiación del Comité Católico contra el Hambre y por el Desarrollo de Francia y la Comisión de la Unión Europea.
"La jerarquización de los gobiernos locales es un proceso que ya lleva años en otras regiones del mundo, en particular en Europa, y que recién ahora se está logrando llevar a cabo en América Latina", resumió Arana.
El alcalde de Montevideo recordó que esa fue justamente una de las reivindicaciones expresadas con más fuerza durante la cumbre mundial de las ciudades que tuvo lugar en junio en Estambul, previo a la reunión de la conferencia internacional Hábitat II convocada por Naciones Unidas.
Pero en América Latina, "pese a que son actores centrales del proceso de globalización en curso" y a que constituyen "las instituciones estatales más aptas a la participación de la ciudadanía", los poderes locales no reciben el apoyo adecuado de parte de los distintos gobiernos centrales, insistió.
Al igual que los otros jefes comunales reunidos en Montevideo, Arana recordó que "ningún gobierno municipal del mundo, incluso en los países desarrollados, puede autosostenerse, puede llevar a cabo adecuadamente sus funciones" sin una transferencia de recursos de parte del Estado central.
Arana, que en 1995 comenzó su gestión al frente del gobierno de la capital uruguaya, el segundo ejercido por la coalición de izquierda Frente Amplio, se queja constantemente de los recortes financieros que recibe su administración de parte del gobierno del presidente Julio María Sanguinetti.
En los talleres de trabajo en que fue organizado el seminario se destacó cómo en Europa los poderes locales se fueron afirmando en parte como una forma de ejercicio del gobierno por fuerzas progresistas opuestas a administraciones centrales conservadoras.
Sobre el encuentro planeó también la sombra de Buenos Aires, donde en los comicios municipales del domingo, los primeros de la historia en la capital argentina, resultó electo Fernando de la Rúa, opositor al gobierno de Carlos Menem, con quien ya comenzó a enfrentarse.
"Ante la crisis de paradigmas que se vive en el mundo actual, la profundización de la corriente descentralizadora adquiere particular importancia", en razón de que puede ser la vía para que la ciudadanía se responsabilice "con la cosa pública" en momentos en que se descree de proyectos macro, destacó Sadi Melo.
El alcalde socialista citó estudios de opinión según los cuales para 70 por ciento de los chilenos los municipios juegan un papel "importante" en la vida de los ciudadanos, un porcentaje similar al asignado a la Iglesia Católica.
Sin embargo, observó que el proceso descentralizador, que debería constituir "un piso para la construcción de democracia", no tiene en Chile un conductor político claro. "No existen sectores progresistas que asuman esa bandera", se lamentó.
Tarso Genro, que a partir de septiembre asumirá en representación de Porto Alegre la coordinación de Mercociudades, un organismo que nuclea a diversas capitales nacionales y estaduales de países del Mercosur, llamó la atención sobre las paradojas de conceptos como el de descentralización.
Esa idea puede tener un lado "positivo" -dijo- en la medida que signifique un control de la acción del Estado central desde la base, pero también otro "negativo" en cuanto, llevada al extremo, la descentralización refuerza la "tendencia neoliberal" de debilitar al Estado.
Al hablar de la experiencia de Chile, Sadi había recordado que en su país la descentralización comenzó durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet (1973-1990) como forma de desestructurar, "jibarizar", al Estado benefactor y "disciplinar a la sociedad".
Tras el retorno a la democracia, "se procuró dar continuidad a aspectos positivos de ese proceso y los municipios recibieron abundantes fondos para obras de infraestructura, vivienda, educación, salud, transporte. Paralelamente se procuró despojar al proceso de sus características autoritarias", señaló.
En Porto Alegre, como en otras municipalidades de Brasil administradas por el Partido de los Trabajadores (PT), "se tiene la idea de que al Estado no hay que debilitarlo sino potenciarlo", reasignándole las funciones sociales que ha ido perdiendo, indicó a su vez Genro.
El dirigente izquierdista conduce en su ciudad una experiencia de gestión llamada de "presupuesto participativo" -consistente en una combinación de formas de democracia directa y democracia representativa- recomendada como "práctica universalizable" por la conferencia mundial de alcaldes de Estambul.
"La verdadera participación popular debe apuntar a aumentar la fuerza del Estado en lo que tenga que ver con políticas públicas", señaló Genro, considerado uno de los posibles candidatos del PT a la presidencia de Brasil. (FIN/IPS/dg/jc/ip-pr/96