Las afirmaciones del gobierno de Chile sobre una recuperación de las superficies de bosque nativo en el país fueron refutadas por un experto en cuentas ambientales, quien insistió en el agotamiento de este recurso.
El economista Marcel Claude, autor en 1995 del primer estudio sobre forestas autóctonas para un proyecto de cuentas ambientales del Banco Central, cuestionó la interpretación oficial de los datos iniciales del primer catastro sistemático sobre bosque nativo.
Según esos datos, divulgados el día 9 por el ministro de Agricultura, Emiliano Ortega, la superficie actual de bosque nativo supera en 17 por ciento a la estimación histórica de este recurso.
El aumento, logrado mediante la renovación de áreas anteriormente diezmadas, según la Corporación Nacional Forestal (Conaf), contrasta con las denuncias ecologistas sobre las amenazas de exterminio que pesan sobre el bosque nativo.
Tales denuncias se vieron avaladas a fines de 1995, al trascender el estudio de Claude para el Banco Central, donde se advertía que al actual ritmo de explotación se producirá un agotamiento de este recurso en los próximos 25 años.
El ministro Ortega y los empresarios madereros descalificaron las conclusiones del experto, quien fue finalmente despedido del Banco Central en el marco de una supuesta reestructuración de la división a cargo del proyecto de cuentas ambientales.
Claude apuntó que los datos del catastro fueron interpretados a la luz del concepto de "regulador ambiental" para el bosque nativo, en lugar de considerar como tal sólo al integrado por árboles capaces de producir madera aserrada.
De esta forma, comentó, se está contabilizando a renovales, nombre técnico para especies nuevas aún no productivas, así como a bosques achaparrados (con árboles de menos de ocho metros de altura) y adultos viejos, que tampoco son explotables como madera.
"Se estarían comparando, por así decirlo, peras con manzanas. Porque mientras las cifras históricas se regían bajo el concepto de productividad, ahora se introduce el término de renovador ambiental", indicó Claude.
El ingeniero Leonardo Araya, jefe del departamento de Cuentas Forestales de Conaf, defendió como más adecuado el concepto de regulador ambiental, en tanto la función del bosque, según dijo, no es sólo la de producir madera.
El funcionario del organismo gubernamental sostuvo asimismo que hay una impresionante recuperación de áreas forestales nativas en la región de Aysén, unos 1.500 kilómetros al sur de Santiago, que fueron arrasadas hace unos 40 años para fines agrícolas.
Claude, a su vez, cuestionó también que para los efectos del catastro se considere bosques a áreas vegetales en que los árboles cubren por lo menos 25 por ciento del suelo, sin aclarar las condiciones del 75 por ciento restante.
La polémica en torno a la interpretación del catastro que se lleva a cabo en un proyecto conjunto de Conaf y la Comisión Nacional del Medio Ambiente, podría influir en el debate parlamentario de la Ley del Bosque Nativo.
Esta ley está virtualmente empantanada desde hace cinco años en el Congreso, lo cual refleja las presiones e intereses en torno a esta materia, según la Alianza por los Bosques de Chile.
Esta entidad, que reúne a unos 35 grupos ambientalistas y organizaciones sociales y académicas, sostiene que en el país se están exterminando las forestas autóctonas mediante la destrucción de unas 100.000 hectáreas del recurso cada año.
Chile vende anualmente a Japón 2,5 millones de metros cúbicos de "chips" o astillas y es, según los ecologistas, el único país que permite que se corten para esos efectos bosques nativos en un sistema de explotación primaria.
En Canadá, Estados Unidos y Sudáfrica, la producción de astillas está rigurosamente reglamentada y sólo se permite utilizar para ello los desechos de las industrias madereras. (FIN/IPS/ggr/ag/en/96