Funcionarios oficiales están vigilando durante las 24 horas del día la gigantesca represa en construcción de Tres Gargantas, luego que lluvias torrenciales azotaron durante tres días el sudeste y este de China y dejaron un saldo de cientos de muertos y daños por miles de millones de dólares.
Las inundaciones, consideradas las peores en los últimos 50 años, afectaron a cuatro provincias, Anhui y Zhejiang, en el este, Jiangxi, en el sudeste, y Guizhou en el sur. Cálculos extraoficiales estimaron en 165 el número de muertos, mientras 450.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
Las áreas más afectadas se encuentran a lo largo y al sur del caudaloso río Yangtze, cuyas aguas generarán la potencia instalada de Tres Gargantas, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo. He Gong, vicepresidente del proyecto, informó que un equipo de 30 especialistas estaba vigilando constantemente los niveles de agua.
Las autoridades dijeron que la creciente de los cursos medio y superior del Yangtze todavía no afectó completamente el área, y apuntaron que la temporada de lluvias dura hasta septiembre por lo cual es prematuro hacer pronósticos.
Una vez completada la represa, Beijing dijo que Tres Gargantas protegerá a millones de personas de las inundaciones anuales causadas por las lluvias, generará un 10 por ciento más de electricidad y, mediante la construcción de esclusas, traerá la navegación fluvial a un área donde viven 400 millones de personas.
Sin embargo, el proyecto en sí está cargado de tensiones por controversias con instituciones internacionales de crédito, que se muestran ahora reluctantes para seguir financiando a la obra.
Las entidades están soportando airadas críticas de ambientalistas y grupos humanitarios, los cuales afirman que la represa provocará serios daños ecológicos y el desplazamiento innecesario de un millón de personas en el área.
Los ambientalistas advirtieron que algunas especies únicas de plantas y animales -incluyendo el delfín de río y la grulla siberiana blanca- corren peligro de extinción si se construye la polémica represa.
Los costos actuales estimados ubicaron la construcción de la represa, iniciada en 1994, en 30.000 millones de dólares pero, entre otras cosas, las eventuales demoras aumentarían el precio a 50.000 millones.
Los funcionarios gubernamentales de Sichuan han declarado que la reubicación de los pobladores afectados por la obra está seriamente demorada debido a la resistencia opuesta por los propios residentes. Diecisiete ciudades, 109 pueblos y 1.400 fábricas quedarán bajo las aguas solo en la provincia de Sichuan. Algunas áreas serán inundadas a comienzos del año próximo.
La construcción de la represa requerirá en 1997 la inmersión de 22.000 hectáreas de tierras cultivables y otras 7.000 hectáreas de bosques, así com0o el desplazamiento de 1,3 millones de personas cuando la represa quede completada en el año 2009.
Un 40 por ciento del presupuesto del dique es empleado en la construcción de nuevas poblaciones y la provisión de medios para que las familias desplazadas puedan ganarse el sustento.
Sin embargo los ambientalistas temen que los problemas vinculados con las inundaciones, durante la fase de construcción, puedan causar un alza de los costos y obliguen a recortar aspectos ecológicos y de seguridad de la represa.
Muchos críticos ya han señalado que los ingenieros chinos no han encontrado una manera efectiva de prevenir masivas acumulaciones de sedimentos aluvionales detrás del dique.
W.L. Huang, profesor de la Universidad Qinghua, en Beijing, apuntó que los planificadores han subestimados el volumen de rocas y grava arrastradas corriente abajo por Yangtze, y previno que la represa quizás deba ser destruída luego de pocas décadas por la acumulación rocosa.
Los críticos tambien expresaron temores que los costos del proyecto se disparen sin control en un país que no puede permitirse costear semejante proyecto.
El Banco Mundial, que en el pasado fue objeto de criticas por haber financiado otros grandes proyectos hidroeléctricos, se ha mantenido alejado de Tres Gargantas.
También el Banco de Exportación e Importación (Em-Im) anunció en mayo que, al menos por el momento, no dará créditos a compañías estadounidenses que pretendan participar en la obra del Yangtze.
Ex-Im, que es una agencia independiente del gobierno estadounidense, dijo que solamente reconsiderará su decisión si Beijing presenta planes para solucionar problemas en cuatro áreas tutela del ambiente, calidad del agua, reubicación de gente desplazada y protección de los recursos culturales amenazados por el proyecto.
Beijing puso buena cara al mal tiempo y aportó 52 millones de dólares adicionales en fondos del gobierno central para forestación y otras medidas ecológicas, incluyendo plantas de tratamiento de residuos.
Otros fondos extraordinarioos del gobierno fueron canalizados en desarrollo agrícola luego que muchos residentes, ya desplazados por el proyecto, rehusaron realizar tareas industriales en fábricas controladas por el estado.
Beijing cree que puede financiar la construcción de 15 años del proyecto a través de fondos del gobierno central, incentivados por masivas reeservas en divisas extranjeras (73.000 millones de dólares el año pasado), un impuesto nacional de electricidad, ganancias de otros proyectos hidroeléctricos en el Yangtze y crédictos extranjeros.
Sin embargo, las inundaciones por lluvias de la semana pasada pusieron freno a las ambiciones gubernamentales. Además del alto saldo de muertos, las inundaciones cubrieron 700.000 hectareas de cultivos y mataron a miles de cabezas de ganado. Hasta ahora los daños fueron estimados en 1.200 millones de dólares. (FIN/IPS/tra- en/ys/cpg/ego/en).
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