El anuncio de que Estados Unidos pretende un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de gases responsables del efecto invernadero significa un revés a cinco años de estancamiento de Washington en la posición contraria, según analistas.
Tim Wirth, subsecretario de Estado para Asuntos Globales, anunció este miércoles en Ginebra la nueva perspectiva de Estados Unidos, en negociaciones que mantienen 150 países firmantes del tratado sobre cambio climático de 1992.
"Es un gran acuerdo", dijo Wirth a los periodistas por teléfono, y añadió que un objetivo vinculante u obligatorio es "una clara señal de que Estados Unidos es serio en relación a adoptar medidas y liderar al resto del mundo".
Washington pretende que los países elijan cómo cumplir los objetivos en un acuerdo vinculante, y, por su parte, pretende aplicar soluciones basadas en el mercado, como permisos de comercialización y medidas de eficiencia del uso de la energía.
El Fondo de Defensa Ambiental (EDF) celebró la noticia. Michael Oppenheimer, físico atmosférico del grupo, dijo que la medida "revela que han aceptado el juicio de la comunidad científica según el cual el cambio climático está sucediendo y hay que hacer algo al respecto".
Pero Kelly Sims, vocera de la organización con sede en Washington Ozone Action, advirtió que el enfoque de libre mercado de Estados Unidos podría no dar buenos resultados.
"Ya hemos visto que los compromisos no vinculantes y voluntarios no dan resultado. Ahora el gobierno de Clinton no debería comprometerse con un acuerdo legal para reducir las emisiones por un lado y negociar disposiciones imposibles de cumplir por el otro", dijo Sims.
Los gobienros que en 1992 participaron en la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro firmaron una convención sobre cambio climático, un acuerdo para reducir voluntariamente el consumo de combustibles fósiles que liberan gases como el dióxido de carbono. El objetivo era reducir las emisiones nacionales a los niveles de 1990.
El acuerdo había sido previsto originalmente para ser obligatorio para todos los países firmantes, pero se modificó en un tratado voluntario tras la oposición del entonces presidente estadounidense George Bush.
Ambientalistas también señalaron que la convención planteó metas muy por debajo de la reducción de 60 por ciento en las emisiones que según los científicos eran mínimamente necesarias para estabilizar el clima mundial.
El grupo comercial que se opone a una acción contundente para reducir el recalentamiento planetario advirtió este miércoles que el tipo de política anunciada por Wirth podría eliminar millones de empleos.
"La economía estadounidense podría perder millones de puestos de trabajo. Además, implica altos costos para las necesidades cotidianas de los estadounidenses", dijo John Schlaes, director ejecutivo de la Global Climate Coalition (GCC), la cual reúne a empresas petroleras, mineras, eléctricas y de otras fuentes de energía.
En los últimos meses, Wirth habló contra científicos de Estados Unidos que sostienen que el efecto invernadero es un mito, y señaló conclusiones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático según las cuales la actividad humana afecta el clima planetario.
Estados Unidos es el mayor contribuyente al recalentamiento de la Tierra, con emisiones de 1,409 millones de toneladas métricas de carbono en 1995, un aumento de 4,8 por ciento por sobre los niveles de 1990.
Citando datos de 2.000 estaciones de control del clima en todo el mundo, científicos de la estadounidense Agencia Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) sostienen que las emisiones de gases causantes del efecto invernadero fueron la razón para que 1995 fuera el año más caluroso en 130 años de los que se dispone información. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/lp/en-ip/96