La 32 cumbre anual de la OUA cerró hoy sus sesiones en Yaoundé con el acuerdo casi unánime de respaldar la reelección de Boutros Boutros-Ghali en el cargo de secretario general de la ONU, y una sola voz discrepante: Ruanda. También aprobó un plan para enviar a Burundi una fuerza africana de paz.
Los presidentes africanos desoyeron así la presión de Estados Unidos, que intentó persuadir a la OUA (Organización de la Unidad Africana) de no apoyar la elección del diplomático egipcio para un segundo mandato al frente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Pese a que el secretario general de la OUA, Salim Ahmed Salim, evitó decir a los periodistas qué país se había opuesto a la reelección de Boutros-Ghali, uno de los participantes en la conferencia confió a IPS que el voto negativo fue el de Ruanda.
La fuente dijo que el presidente de Ruanda, Pasteur Bizimungu, pidió a sus colegas que no dieran su apoyo a Boutros-Ghali porque el secretario general había traicionado al continente africano en 1994, cuando recomendó al Consejo de Seguridad de la ONU el retiro de los cascos azules de Ruanda.
Estados Unidos envió a la capital de Camerún al secretario auxiliar de Estado para Asuntos Africanos, George Moose, a fin de presionar a los jefes de Estado contra la reelección de Boutros- Ghali, pero no logró su objetivo.
"Somos conscientes de la hostilidad de Estados Unidos hacia el doctor Boutros Boutros-Ghali, pero él es nuestro candidato", dijo Salim a los periodistas.
"Tampoco desconocemos la forma en que funciona el sistema de la ONU, y por lo tanto esperamos que en el tiempo que falta hasta la votación, puedan cambiar ciertas opiniones. En consecuencia, continuamos respaldando al secretario general".
Pese a que el presidente ruandés no consiguió persuadir a los demás líderes africanos de no apoyar a Boutros-Ghali, obtuvo en cambio una victoria diplomática al evitar que la OUA aprobara una resolución referente a la situación en Ruanda.
Ante preguntas de la prensa al respecto, Salim respondió que la OUA puso mucho énfasis en el caso del vecino Burundi y no dijo casi nada sobre Ruanda porque las situaciones en uno y otro país son muy diferentes.
Salim explicó que, si bien aún no se ha alcanzado la paz y la reconciliación en Ruanda después del genocidio de 1994, la situación en ese país sigue siendo compleja, haciéndose difícil, para una organización externa, cualquier tipo de intervención.
Los delegados de Burundi tuvieron menos éxito que sus colegas ruandeses. Bajo presión de otras naciones, aceptaron un plan para desplegar en su país una fuerza africana de paz con el objetivo de evitar nuevos derramamientos de sangre.
La OUA aprobó la propuesta que había sido previamente acordada en una reunión de los países de la región de los Grandes Lagos – Africa oriental y central- celebrada el 25 de junio en Arusha (Tanzania).
Los gobernantes de Burundi concurrieron a Arusha, y según el mediador internacional para ese país, el ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, habían dado su consentimiento inicial al plan de intervención.
Después parecieron retroceder sobre ese acuerdo, en gran parte debido a la presión del ejército de Burundi y de políticos pertenecientes a la minoría tutsi.
No obstante la resolución adoptada en Yaoundé, aún debe decidirse el tamaño de la fuerza que será enviada, la cual comprenderá mayoritariamente tropas de Uganda, Etiopía y Tanzania. También falta definir el calendario del despliegue. (FIN/IPS/tra-en/tm/kb/arl/ip/96