La vieja idea del primer líder de Ghana, Kwame Nkrumah, de crear una fuerza continental para impedir las guerras en Africa, resurgió en la 32 cumbre anual de la OUA, que se cumple en Yaoundé, con motivo de la crisis en Burundi.
La propuesta de Nkrumah, que hace tres decenios admitía la posibilidad de intervenir para evitar derramamientos de sangre, no encontró eco favorable en las capitales africanas de la época. Ahora el conflicto de Burundi ha hecho desenterrar sus ideas en esta cumbre de la OUA (Organización de la Unidad Africana).
El deterioro de la situación política en esa nación de Africa central ha monopolizado la atención de los 30 jefes de Estado africanos reunidos en la conferencia, que comenzó este lunes.
La reunión está considerando favorablemente una propuesta diseñada por un grupo de presidentes de estados de Africa central y oriental en un encuentro celebrado en Arusha (Tanzania) el 25 de junio, para desplegar una fuerza de paz en Burundi y crear "zonas de seguridad" para personas desplazadas por la guerra.
Al menos 10 países han expresado su voluntad de comprometer tropas en apoyo de la propuesta, conocida como "iniciativa Arusha".
Burundi ha estado en conflicto desde que el primer presidente elegido por el voto popular en ese país, Melchior Ndadaye, fue asesinado durante un abortado golpe militar en octubre de 1993.
Unas 150.000 personas murieron en los últimos 32 meses a manos de los rebeldes de la mayoría hutu, los milicianos de la minoría tutsi y el ejército nacional, dominado por los tutsis.
En apoyo a la necesidad de intervenir, el presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, dijo que los esfuerzos para devolver la estabilidad a Burundi "se han visto frustrados por la violencia y los asesinatos, que refuerzan el miedo, la inseguridad y las sospechas mutuas".
El presidente de Tanzania agregó que la comunidad internacional teme que se reproduzca en Burundi la tragedia que ocurrió en Ruanda en 1994, donde fueron asesinadas por lo menos 500.000 personas.
"Sólo una forma externa e imparcial de asistencia a la seguridad puede funcionar en ese país", dijo Mkapa.
Los presidentes africanos comprobaron una vez más que los acontecimientos en Burundi y otras naciones del continente, como Liberia, Somalia, Angola, Sierra Leona y el Sáhara Occidental afectan al conjunto de Africa porque evocan una imagen de guerras interminables, anarquía e intolerancia étnica.
Sin perjuicio del apoyo manifestado hacia la Iniciativa Arusha, la experiencia de anteriores fuerzas colectivas en el continente – como las desplegadas en Liberia y Somalia- recordó a los presidentes que cualquier intervención tendrá que ser preparada cuidadosamente.
En el caso de Burundi, se oponen a la Iniciativa Arusha tanto los militares como la Unión para el Progreso Nacional (UPRONA), de mayoría tutsi, por uno de los bandos. Y por el otro, también es resistida por los rebeldes hutu del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (CNDD).
La OUA también debe actuar rápidamente para resolver la crisis humanitaria que tiene lugar en la región de los Grandes Lagos a consecuencia de los conflictos ocurridos en Burundi y Ruanda, donde se debe solucionar la repatriación de unos dos millones de refugiados.
A pesar de que la reunión se ha centrado en algunos puntos conflictivos como Burundi, también la democracia y los derechos humanos se encuentran amenazados en muchos otros países africanos aparentemente pacificados pero gobernados por líderes de dudosa credibilidad.
Tal es el caso de Camerún, ampliamente criticado por la situación imperante en materia de derechos humanos. Ello no ha impedido al presidente Paul Biya señalar ante la conferencia que la llave para una paz duradera en Africa es un desarrollo que elimine la pobreza. (FIN/IPS/tra-en/tm/kb/arl/ip/96