La foto del ex presidente Julius Nyerere sigue luciendo en casi todas las tiendas de Tanzania, con una sonrisa que parece ser de aprobación hacia el actual titular del cargo, Benjamin Mkapa, quien aparece a su lado.
Junto a los retratos, la permanente leyenda: "Baba wa Taifa, Rais wa Kwanza wa Tanzania" , que significa padre de la Nación, primer presidente de Tanzania, este importante Estado de Africa oriental.
Nyerere es uno de los varios líderes africanos que, aunque ya veteranos, son -o se espera que sean- fuerzas con las que hay que contar pese a que han abandonado oficialmente las riendas del poder.
Alrededor de dos decenios después de haber asombrado a muchos por ser el primer presidente del Africa subsahariana en dimitir voluntariamente, Nyerere sigue siendo un importante árbitro del poder en Tanzania y un pacificador ampliamente respetado en el exterior.
La aprobación de Nyerere fue crucial para que Mkapa pudiera llegar al poder, y el conflicto étnico que aflige a Burundi le tiene como uno de los mediadores más eficaces.
No está muy claro si esta consideración fue conquistada de forma inconsciente o resultó de la habilidad política de Nyerere.
Un comerciante de Dar es Salaam, Khalid Amed, cree que ambas cosas son verdaderas. "Lo que de verdad ha mantenido en el poder a nuestro primer presidente, Mwalimu Julius Nyerere, es una ciega adoración de la gente. Y también parece que él hubiera planeado que las cosas fueran así".
Un miembro del partido gobernante -Chama Cha Mapinduzi (CCM)- dijo a IPS que "Julius Kambarage Nyerere sigue siendo el poder detrás del trono. Eligió a Alí Hassán Mwinyi (su primer sucesor) y a Mkapa (el siguiente), literalmente los señaló con el dedo y el partido aceptó su selección en ambos casos".
"Lo que nos preocupa es que el poder no se dirime, dentro del CCM, de una forma más democrática de la que se practicaba cuando él era el Presidente, lo mismo que el proceso electoral", añadió el dirigente, que no quiso ser identificado.
"Pongo por ejemplo -dijo- la elección de presidente del CCM hace dos semanas en Dodoma. Sería deseable que el presidente del partido fuera elegido por una convención de amplia representación, pero es el Comité Central el que lo elige".
"Cuando se decidió el nombramiento de Mkapa, Nyerere fue invitado a la reunión para dar su aprobación. Sin ella, el mandato del nuevo sucesor podría haber sido tachado de ilegítimo", explicó.
Para el economista Juma Muceleka "las maquinaciones políticas de Nyerere son típicas del juego por el poder, y eso es lo que hace que mantenga su carisma".
Esto quedó demostrado una vez más hace unas dos semanas, cuando Nyerere ofreció una conferencia de prensa y conquistó a los periodistas con su irresistible encanto y soltura.
Ya sea por casualidad o por un cálculo astuto, el permanente ejercicio del poder en manos de Nyerere ha sido mucho más exitoso que el realizado por el ex presidente de Zambia, Kenneth Kaúnda.
Al contrario que Nyerere, Kaúnda no dejó el poder por su propia voluntad, después de haberlo mantenido 26 años. Sufrió una derrota electoral en 1991, en las primeras elecciones pluralistas de su país, lo que le obligó a retirarse.
El año pasado, Kaúnda anunció su regreso a la política activa, pero se enfrenta a una maniobra de su sucesor Frederick Chiluba, quien impulsa una enmienda constitucional que le impediría optar a la Presidencia por no ser descendiente de ciudadanos naturales de Zambia, ya que sus padres eran inmigrantes nacidos en Malawi.
El partido gobernante en Zambia -Movimiento por la Democracia Multipartidaria- acusa ahora a Kaúnda de estar detrás de la campaña terrorista de los "Black Mambas", que exigen el retiro de la propuesta enmienda constitucional que impediría al ex presidente presentarse a las próximas elecciones.
Según Muceleka, la situación de Kaúnda sería muy diferente hoy en día si hubiera seguido el ejemplo de Nyerere.
"Cuando Nyerere se retiró, se llevó consigo las riendas del poder, pero Kaúnda permaneció demasiado tiempo y fue expulsado, no quedándole ni un solo vestigio del poder que había tenido", señaló Muceleka. "Si se hubiera 'retirado' antes y por su propia voluntad, aún ejercería un poder considerable".
Sólo el tiempo dirá si otros estadistas africanos, como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, y el sudafricano Nelson Mandela, elegirán la opción de Kaúnda o la de Nyerere.
Mugabe domina la política de Zimbabwe de tal forma que incluso sus detractores nacionales parecen incapaces de imaginar un reemplazo viable, en gran parte debido a la debilidad de la oposición.
Mandela, primer presidente negro de Sudáfrica, parece para muchos de los 40 millones de sudafricanos el pegamento que une al tejido político de la nación. (FIN/IPS/tra-en/jc/jm/kb/arl/ip/96