ZIMBABWE: La boda prematura de las jóvenes tonga

Las aguas parecen haberse calmado tras la tormenta que provocó la "boda" de una niña de 14 años con el ministro de Salud de Zimbabwe, Timothy Stamps, de 59.

Los ritos tradicionales que se celebraron hace ya más de un mes desataron un furor en la opinión y fueron cubiertos al detalle por la prensa, mientras tanto la propia niña como su familia insistían en que se trataba de una boda auténtica.

Muchos medios dijeron que la ceremonia había sido un montaje destinado a detener la plaga del sida promoviendo el matrimonio.

La crítica más severa, sin embargo, de las personas que censuraron el episodio, se basó en la creencia de que el acto no fue más que una burla de la tradición, en lugar de la posible promoción de una práctica que aún prevalece en este país, donde la edad legal para el consentimiento matrimonial es 16 años.

Los hombres que desposan a las jóvenes son ya casados en algunos casos, ya que la poligamia es permitida en este país de Africa meridional.

Tanto los factores económicos -las dificultades que muchas mujeres tienen para defenderse por sí solas y encontrar empleo- como la tradición, siguen empujando a muchas jóvenes al matrimonio prematuro.

Esta realidad es evidente en gran parte del medio rural de Zimbabwe, como en el distrito de Binga, 900 kilómetros al noroeste de la capital, Harare.

Martha Mkuli, residente en Binga, dijo a IPS que ella se casó a la edad de 14 años con un hombre "mucho mayor" que ya tenía una esposa.

"Nosotras no podíamos esperar porque teníamos miedo de no encontrar un esposo si crecíamos un poco más. Yo no me resistí porque yo también amaba a ese hombre. El tenía mucho ganado (un signo de riqueza aquí), contó Mkuli.

Esta mujer, que nunca fue a la escuela, relató su vida mientras aspiraba humo de una pipa rústica del tipo que usan las mujeres de más edad del pueblo tonga que habita esta región.

Cuando ya han pasado 20 años desde el día en que Mkuli se casó, las niñas de este lugar siguen casándose en edad prematura, hasta con 12 años, en algunos casos con hombres varias veces mayores que ellas.

Moyo, único nombre declarado por el director de la escuela primaria de Mupambwe, dijo que muy pocas niñas pasan del grado siete (alrededor de 13 años). "El momento en que los pechos empiezan a crecer, ése es el fin".

Según Charles Ndebele, vicedirector de la escuela secundaria de Manjolo, son más las niñas que los niños que abandonan de forma prematura la enseñanza. Sólo 98 de los 212 estudiantes matriculados en su escuela son chicas. En cuarto grado, último del nivel secundario básico, hay 30 varones y sólo 11 mujeres.

Personas adultas como Phineas Munsaka y Mary Mudimba, no ven nada malo en la tradición de casar prematuramente a las mujeres.

"¿Por qué habríamos de evitarlo si ella desea casarse? Si tratamos de impedirlo la niña se escapará, y entonces, ¿qué es mejor?", preguntó Munsaka, que tiene tres esposas y 14 hijos.

Tampoco la interrupción de los estudios es una preocupación para Mudimba, quien al igual que muchas mujeres mayores de este lugar, nunca fue a la escuela.

"El hombre que va a casarse con ella tendrá el deber de educarla. El nuestro es enseñarle hasta que sepa escribir su nombre, si tenemos dinero para ello", dijo Mudimba.

"Incluso a la edad de nueve años, si ella decide que desea casarse, está en libertad de hacerlo. No exigimos otra cosa que dinero y ganado".

"Las jóvenes que llegan a los 18 años y aún son solteras tienen muchas dificultades para casarse. La mayoría de los hombres preguntan por dónde han andado tanto tiempo", dijo Alec Ngwenya, un hombre divorciado de 33 años.

Ngwenya confió que, al contrario que la mayoría de los hombres en Binga, él no se casaría con una menor, pese a que "es mínimo el riesgo de ir a la cárcel por el delito de violación".

"Es raro encontrar el caso de una persona que sea llevada a la justicia por practicar el sexo alguien menor de 16 años".

El molde es roto por algunas jóvenes, como Zondiwe Munenge, de 17 años, que está en tercer grado en la secundaria de Manjolo.

"Quiero terminar mi secundaria y después estudiar enfermería en Harare, para casarme más tarde. Si los hombres tonga se niegan a casarse conmigo diciendo que ya soy vieja, entonces otros hombres de otros lugares querrán hacerlo. No todos los hombres piensan como los tonga". (FIN/IPS/tra-en/lm/jm/kb/arl/pr/96

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