La transformación del presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, de paria internacional a figura clave en la subregión, llena de aprensión a sus vecinos.
El nuevo papel de Mobutu está siendo aceptado a regañadientes por las potencias occidentales, que lo habían congelado tras el fín de la Guerra Fría debido a su flagrante corrupción y despotismo.
Despues que Washington cortó los lazos en 1993, hablaron de la obstrucción de la democracia por parte de Mobutu, un hecho que antes soslayaron cuando Estados Unidos lo promovió como baluarte contra el comunismo.
El nuevo rol de Mobutu se originó en las crisis de Ruanda y Burundi. En 1994 ofreció una base a Francia para su intervencion en Ruanda, respaldada por la ONU, que creó un refugio seguro en el sudoeste del país para soldados y milicianos hutu prófugos.
Sus acciones aumentaron luego al permitir que un millón de desplazados cruzaran la frontera de Zaire y se instalaran en campos de refugiados al este del país.
Mobutu y su gobierno capitalizaron políticamente su presencia y obtuvieron dinero en contante a través de las operaciones humanitarias de ayuda a los refugiados.
Además, permitió a los hutu de rearmarse en los campos, desde donde incrementaron la frecuencia de sus irrupciones en Ruanda. Sin embargo, el año pasado, Mobutu amenazó con deportar a aquellos que rehusaban la repatriación voluntaria, fruto de numerosas rondas de negociaciones con altos funcionarios de la ONU.
Ahora, en vista de las elecciones gubernamentales del año próximo, parece apoyar a Hutu Banyarwanda, que ha residido en la región Kivu durante generaciones y está aliado con refugiados hutu contra las comunidades "indígenas" antigubernamentales.
"Al parecer, Mobutu no se detendrá ante nada en su intento de usar a los refugiados hutu como moneda de cambio para ganar influencia en la región", comentó un docente en ciencias políticas de la Universidad de Nairobi.
A Mobutu tambien le agrada considerarse un mediador de paz y autorizado estadista.
En mayo, el subsecretario estadounidense para Asuntos Africanos, George Moose, viajó para encontrar a Mobutu y al primer ministro de Zaire, Leon Kengo wa Dondo.
Al anunciar la visita, el vocero del Departamento de Estado, Nicholas Burns, expresó que Washington estaba decidido a realizar todos los esfuerzos posibles para lograr una solución pacífica de la crisis regional. "Creemos que Zaire es parte de eso", dijo.
Desde agosto, Mobutu ha intercambiado correspondencia con el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, quien lo involucró en dos importantes conferencias sobre la Región de los Grandes Lagos en los últimos dos años.
El resurgimiento de Mobutu tambien es atribuído a Francia, cuya visión geopolítica en cierta manera está nublada por consideraciones idiomáticas. París respaldó el régimen francófono ruandés contra los rebeldes del Frente Patriótico (RPF) que invadieron el país desde Uganda en 1990.
Los rebeldes, hijos de tutsis ruandeses que escaparon de los pogroms en los años '60, crecieron en la anglófona Uganda con una saludable aversión a la política francesa en Africa.
Junto con el entrenamiento francés de la milicia Hutu Interahamwe, que perpetró el genocidio de un millón de personas en 1994, Zaire envió tropas para apoyar al régimen de Kigali.
"Con los franceses respaldando al ejército ruandés en Kigali y enseñandole a usar la artillería pesada, y con paracaidistas zaireños luchando junto con tropas ruandesas, la invasión al país por el RPF fué detenida bien pronto", dijo un informe financiado por el gobierno danés.
Resultó solo un alivio temporal para el gobierno del ex presidente Juvenal Habyarimana, que fué obligado en 1993 a sentarse en la mesa de negociaciones y aceptar, al menos en los papeles, un gobierno compartido con la oposición y el RPF.
Mobutu es visto como uno de los artífices de la victoria del RPF tras la guerra civil que se inició con el genocidio de 1994 como un golpe contra el aliado del movimiento, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni.
No obstante, la rehabilitación diplomática de Mobutu ha sido bien recibida por sus firmes aliados, los hutus de Ruanda y Burundi, quienes están convencidos que solo su influencia puede neutralizar la perceptible influencia de Museveni en las dos ex colonias belgas, ahora gobernadas por el RPF bajo control tutsi, y el ejército con mayoría tutsi en Bujumbura.
Según Innocent Nimpagariste, representante del Consejo Nacional por la Defensa de la Democracia (CNDD), el movimiento rebelde hutu de Burundi, "Mobutu puede jugar un importante rol de mediación".
El CNDD ha pedido que Mobutu encuentre al ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, el mediador sobre Burundi respaldado internacionalmente, para que se logre la paz en ese país étnicamente dividido. Sin embargo, Nyerere debe reconciliar primero a los hutu y tutsi de línea dura antes de organizar la conferencia.
"Sin Mobutu, no veo que pueda ser posible la paz en Burundi y Ruanda", declaró Hassan Ngeze, editor del periódico "Kangura" basado en Nairobi. Ngeze, además, es un sospechoso de genocidio reclamado por Kigali.
En el lado opuesto del espectro político están aquellos que consideran a Mobutu el principal culpable de la crisis en la región. A través de los campos de refugiados en Zaire transitan hombres y abastecimientos militares que sirven para lanzar incursiones tanto en Ruanda como Burundi.
"Mobutu es considerado, tanto en Ruanda como en Burundi, el principal sostenedor de los rebeldes hutu que pretenden derrocar a los gobiernos de ambos países", declaró Desire Joe Bizimana, un analista basado en Nairobi. "Cada movimiento que hace vinculado a la crisis política en la región es visto con profunda suspicacia en Kigali y Jujumbura", apuntó.
Bizimana advirtio que si el conflicto continúa, devorará a toda la Región de los Grandes Lagos que comprende Burundi, Ruanda, este de Zaire, sur de Uganda y noroeste de Tanzania. "Si eso ocurre, nadie será capaz de apagar el incendio…", pronosticó. (FIN/IPS/tra-en/mn/jm/oa/ego/ip).
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