El estallido de un artefacto explosivo de baja intensidad en un edificio de oficinas del gobierno de Venezuela, obligó a los cuerpos de seguridad a establecer relaciones con otros atentados ocurridos en los últimos días.
Los cuerpos policiales no descartaron que la explosión ocurrida este lunes en el piso 34 del Ministerio de Transporte y Comunicaciones tenga vinculación con el incendio de camionetas de transporte público.
Hasta ahora, ninguno de los ataques, incluyendo al perpetrado contra el ex jefe golpista Hugo Chávez, fue reivindicado por organizaciones subversivas.
"Estamos tratando de identificar a algunas personas", dijo el subdirector de la Policía Técnica Judicial Eleazar Cuotto Rendón, manteniendo el hermetismo en torno al caso.
La policía política capturó este lunes a dos presuntos participantes en los ataques incendiarios de la semana pasada en Caracas, quienes se encontraban ocultos en la localidad oriental de Cumanacoa, a unos 1.400 kilómetros de la capital.
En Maracaibo, capital del estado occidental del Zulia, a 900 kilómetros de Caracas, la Guardia Nacional localizó este lunes en la tarde dos granadas en las cercanías de una refinería. La inteligencia militar se sumó a las investigaciones.
Sin embargo, hasta ahora no se ha logrado esclarecer el origen ni los objetivos de los ataques.
El arzobispo de Caracas, Monseñor Ignacio Velasco, opinó que "aquí hay realmente una organización y, por lo tanto, un propósito", dejando a un lado la hipótesis que atribuye los actos al simple descontento popular.
El ministro del Interior, José Guillermo Andueza, cambió este lunes el tono de sus declaraciones iniciales, cuando calificó los hechos de "escalada terrorista", para minizarlos y atribuirlos a grupos que no tienen "ningún tipo de representatividad ni fuerza para provocar la desestabilización del sistema". (FIN/IPS/co/dg/ip/96)
