Si Uruguay tuviera que seleccionar sus futuros ministros de Economía o de Cultura entre los estudiantes que este año comenzaron el ciclo secundario, tendría un oscuro panorama en su futuro.
Investigaciones realizadas muestran en los estudiantes alarmantes carencias en ambas áreas. Una prueba de matemática evidenció a las autoridades la necesidad de profundizar los cambios en el sistema educativo.
El examen fue reprobado por 83,4 por ciento de los 4.000 estudiantes de primer año de secundaria participantes. La exigencia mínima consistía en responder correctamente más de 50 por ciento de las preguntas formuladas.
Solo 4,1 por ciento de los alumnos superaron con acierto 60 por ciento de la prueba, aunque ninguno pudo resolver la totalidad del examen.
Un estudiante contestó 27 de las 28 preguntas presentadas, y dos resolvieron 25 preguntas, según datos aislados de la evaluación obtenidos por IPS.
"En un cheque debo anotar la cantidad de dinero con números y letras. Con letras dice: mil treinta y tres con cinco centésimos", rezaba el enunciado de un problema.
Apenas 28 por ciento de los jóvenes examinados escribieron 1.033,05 como respuesta, una proporción inesperadamente baja, pues los examinadores esperaban en este caso un acierto mínimo de 70 por ciento.
Germán Rama, presidente del consejo directivo de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), fue categórico al referirse a supuestas diferencias de preparación entre los estudiantes del Montevideo y del interior del país: "Todos son igualmente malos", declaró.
Según la profesora María Sánchez, los resultados demuestran que los alumnos "presentan problemas de adquisición de conocimiento, de manipulación de datos, de manejo de algoritmos y de comprensión" de lectura.
Otros estudios sacaron a la luz graves carencias en el aprendizaje del lenguaje, en particular con "horrores" ortográficos, dificultades para redactar y en la comprensión de lectura.
"En decenas de hogares de todo nivel, en particular aquellos con necesidades básicas insatisfechas, no hay ningún libro", dijo a IPS un asistente social de la ANEP.
Rama, ex asesor de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), desarrolló en el área de la enseñanza de esa organización regional un concepto que, a la vista de la situación detectada en Uruguay, le obliga a buscar soluciones.
El experto ha sostenido que cuando un alumno tiene dificultades para razonar es problema del alumno, cuando varios alumnos presentan la misma dificultad el problema es del profesor, y cuando las dificultades son de la mayoría de los alumnos, el problema es del sistema.
Según los especialistas, las carencias no se deben a cuestiones financieras, sino a los planes de estudio y a la falta de profesores, en cantidad y calidad.
Uruguay presenta en el área educativa indicadores semejantes a países industrializados. La alfabetización llega a 95 por ciento y 19 por ciento de la fuerza laboral tiene nivel universitario.
La reforma educativa se ha convertido en uno de los ejes del gobierno, que destinó 25 por ciento del presupuesto nacional a ese sector, pero los profesores y empleados dependientes de ANEP perciben bajos salarios.
Un profesor recién recibido, al que se asignan 20 horas de clase semanal, cobra mensualmente poco más de 200 dólares.
El gobierno argumenta que los estudiantes de las naciones industrializadas tienen el doble de horas de clase que los uruguayos.
Basándose en el principio de que no hay educación sin tiempo educativo, se ampliará a un mínimo de seis horas el horario de 51 por ciento de los estudiantes y para ello se crearán nuevos institutos.
Otra de las metas hasta el año 2.000 apunta a triplicar el número de profesores titulados y capacitar a aquellos no titulados de secundaria y de enseñanza técnica. Los planes de capacitación tienen apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo.
Los sindicatos de los profesores cuestionan aspectos de la reforma de la educación y argumentan que no fueron consultados por las autoridades del sector.
El sindicato de profesores de Montevideo decidió desafiliar a Ricardo Vilaró, ex presidente de la Federación Nacional de Profesores, por haber aceptado un cargo de asesor en los cursos experimentales de capacitación que dictó el gobierno sin haber llamado a concurso.
La expulsión de Vilaró, un inspector de matemática de extensa experiencia, es resistida por un gran número de profesores que decidieron no acatar la medida por considerarla una "caza de brujas", y parece anunciar un cisma sindical. (FIN/IPS/rr/ff/cr/96).