El bárbaro asesinato de dos ancianos que trataban de mediar la paz entre el gobierno de Uganda y los rebeldes en el norte del país, fué una sombría advertencia para cualquiera que pretenda una solución negociada.
Los ancianos, Samson Okot-Ogoni y el jefe Olanya-Lagony, fueron ejecutados el 12 de junio en Cwero, una aldea cerca de la ciudad septentrional de Gulu, a más de 200 kilómetros de Kampala.
Ambos habían sido secuestrados por los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), tras ser interrogados en presencia de la familia de Okot-Ogoni.
Minutos despues, la familia escuchó disparos de armas de fuego y cuando salió a ver de qué se trataba, descubrió los cadaveres ensangrentados de los dos ancianos. Okot-Ogoni, quien yacía en medio de un charco de sangre, tenía las manos ligadas a la espalda.
El presidente ugandés, Yoweri Museveni, condenó los asesinatos y contribuyó a los gastos del funeral de las víctimas con una remesa de 2.000 dólares a las respectivas familias.
La versión oficial del hecho, no obstante, ha sido rechazada por el LRA. En una declaración difundida en Nairobi, el secretario general del LRA, Dominic S. Wanyama, recusó los asesinatos y afirmó que fueron obra de la Fuerza de Defensa Popular de Uganda (UPDF-el ejército), el cual fué enviado al norte, según dijo, para "enlodar la imagen del movimiento rebelde".
"El LRA desea afirmar aquí, clara y categóricamente, que sus combatientes ignoraban en precedencia que hubiera supuestos negociadores de paz o que se produjeron los asesinatos, hasta que fueron informados por la prensa ugandesa", expresó Wanyama.
Según aseveró, ni el LRA ni sus dirigentes tuvieron contacto "con gente que se autodenomina ancianos Acholi, con propósitos de mantener conversaciones de paz" entre el movimiento rebelde y el régimen de Museveni.
Añadió que el LRA no había encomendado a ningún ugandés para que mediara la paz entre el movimiento y el gobierno. "Todo aquel que se adjudique esa condición es un cómplice del gobierno", dijo.
El LRA, que propaga una idiosincrática versión de cristianismo y está encabezado por el herbolario Joseph Kony, comenzó su lucha contra el Movimiento Nacional de Resistencia (NMR) de Museveni en 1987, poco despues de la derrota en el norte del Movimiento del Espíritu Santo, liderado por Alice Lakwena, una prima de Kony.
Kampala alega que el LRA tiene la ventaja de disponer de bases en Sudán, que le sirven de trampolines para realizar incursiones en Uganda. Jartum, a su vez, afirma que Kampala apoya al rebelde Ejército de Liberación de Sudán (SPLA).
El LRA está dominado por tribeños Acholi, que habitan junto a la frontera entre Uganda y Sudán. Su propósito es instalar un gobierno en Kampala que base su gestión en los diez mandamientos bíblicos.
Grupos humanitarios, como Amnistía Internacional (AI) en Londres y Africa Watch, han documentado casos de atrocidades perpetradas por el LRA que van desde la violación al cercenamiento de orejas, labios y miembros de civiles sospechosos de colaborar con Kampala.
Los ancianos, aparentemente hartos con el sufrimiento de su pueblo, habían decidido iniciar contactos con los rebeldes y con ese fín escribieron a Museveni solicitándole 153.000 dólares para realizar la tarea.
El líder ugandés, quien ha descartado que su gobierno inicie conversaciones directas con los rebeldes, declaró que podia apoyar a los ancianos si deseaban establecer un diálogo con Kampala.
James Obita, el representante del LRA en Nairobi, declaró que los rebeldes pretenden que Museveni establezca un contacto directo con el movimiento. "No escucharemos ningún pedido de conversaciones de paz si no proviene del propio Yoweri Museveni", manifestó.
Wanyama urgió al gobierno a usar medios y métodos "civilizados" si estaba seriamente interesado en establecer negociaciones de paz con el LRA. "No esperamos que envíen ancianos a la jungla para contactar supuestamente a rebeldes. Se trata de una treta del UPDF para asesinar a civiles en la selva porque fracasaron en atraer a combatientes del LRA", dijo.
Obita advirtió que el LRA y el Frente de la Margen Occidental del Nilo (WNBF) han acordado coordinar sus actividades contra el gobierno a menos que Kampala satisgada sus demandas.
EL WNBF, liderado por Juma Oris, un alto funcionario durante el depuesto régimen de Idi Amin, está dominado por gente de la Márgen Occidental del Nilo como Madis, Lugbaras, Aringas y Nubios que formaron el núcleo del ejército del ex dictador.
Tras el derrocamiento de Amin en 1979, escaparon a países vecinos, la mayoría a Sudán y Zaire, desde donde continúan infiltrándose en Uganda.
Museveni dijo que hasta ahora el Frente no cometió ninguna atrocidad contra civiles en la región. "Puedo perdonar a Juma Oris quien es contrario a matar civiles. Su caso puede ser tratado en forma diferente respecto a aquellos que son responsables de matanzas como Joseph Kony y sus comandantes", declaró el mandatario por la televisión estatal ugandesa.
En abril último, un alto colaborador de Museveni expresó dudas acerca de la posibilidad de derrotar al LRA. "Estoy empezando a creer que los Acholi apoyan actualmente a Kony", declaró el general Salin Saleh, comandante de la Fuerza de Reserva Nacional de Uganda.
En lugar de aplicar el poder militar, Saleh, quien es medio hermano de Museveni, sugirió un esquema de créditos que ayuden a desarrollar la rica región agrícola del norte. En su opinión, los Acholi rechazarán a Kony "si dejan de tener las manos vacías".
La afirmación está basada en el desigual proceso de desarrollo de Uganda, donde la gente del sur esta beneficiada por el auge de los negocios bajo el gobierno de Museveni, mientras el norte sigue marginado, inestable y resentido.
Para romper el hielo, Obita instó a Museveni que considere seriamente la idea de negociaciones de paz. "Debería ser muy claro para Museveni que no le será fácil aplastarnos ni eliminarnos de la sociedad ugandesa. No hay otra manera porque en lo que se refiere a nosotros, no nos rendiremos a Museveni", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/mn/an/kb/ego/ip).
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