Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) se están convirtiendo en la mayor fuente de empleo en países industrializados y en desarrollo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Estas empresas juegan un papel esencial en las economías de transición de Europa central y oriental, y a nivel mundial se transformarán en la principal fuerza generadora de empleo a corto plazo, sostiene la OIT en un informe preliminar de la Conferencia Internacional de Trabajo, prevista para junio de 1997.
La menor necesidad de capitales y la adaptabilidad de los productos y la forma de producción al mercado local son dos importantes factores a su favor, pero los beneficios sociales no suelen ser tan buenos como en las grandes empresas.
La forma de conjunción del dinamismo del empleo y la protección social será precisamente el principal tema de discusión del encuentro de la organización de 173 miembros en 1997.
En Estados Unidos, las pequeñas y medianas empresas crearon prácticamente la totalidad de los nuevos empleos entre 1989 y 1991, según un reciente análisis de datos de censo.
Mientras, datos de otros ocho países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) demuestran que el crecimiento neto del empleo fue mucho más rápido en las empresas pequeñas que en las grandes entre 1983 y 1992.
La OCDE define las empresas con hasta 19 empleados como "muy pequeñas" (llamadas "microempresas"), hasta 99 como "pequeñas", entre 100 y 499 como "medianas", y con más de 500 como "grandes".
Según esta definición, las pequeñas y medianas empresas en países industrializados emplean entre 57 (en Estados Unidos) y 81 por ciento (en Italia) de la fuerza laboral de los sectores industrial y de servicios combinados.
Sólo en la Unión Europea, las microempresas representaron en 1991 casi 32 por ciento del empleo total del sector privado excluyendo la agricultura, las pequeñas casi 25 por ciento y las medianas 15 por ciento.
Tendencias similares se observaron en varios países y territorios en desarrollo.
En el foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico, de 18 miembros, el porcentaje de empleados en las pequeñas y medianas empresas varía de 32 por ciento en Filipinas a 84 por ciento en China.
En el caso de Singapur, las Pymes representaron a mediados de la década de 1980 cerca de 35 por ciento del empleo en el sector manufacturero, frente a sólo 29 por ciento a mediados de los años 70.
Mientras, en América Latina las pequeñas y medianas empresas representan entre 36 (Colombia) y 79 por ciento (Brasil) del empleo no agrícola.
La OIT estima que, en Africa, 61 por ciento de la fuerza laboral no agrícola está empleada en microempresas. En Kenia, el empleo en este tipo de establecimientos se triplicó entre 1981 y 1991.
Esta tendencia es igualmente notoria en las economías de transición de Europa oriental y central. En la República Checa, por ejemplo, la proporción de Pymes privadas aumentó de 31 por ciento del total de empresas en 1993 a 57 por ciento en 1994.
Además de su capacidad de contribuir directamente al empleo, las Pymes ofrecen importantes ventajas competitivas, de acuerdo con el informe de la OIT.
Generalmente requieren menor capital de inversión que las grandes empresas y movilizan eficazmente recursos humanos y materiales. La experiencia de Indonesia, por ejemplo, demuestra que los propietarios de Pymes tienden a ahorrar e invertir, aun cuando sus ingresos son bajos.
Además, las Pymes poseen una escala de producción más apropiada a los consumidores en muchos países donde el mercado es limitado y muchos productos se fabrican a pedido, y al satisfacer la demanda de bienes y servicios simples y de bajo costo, contribuyen a aumentar las oportunidades de los consumidores de bajos ingresos.
Sin embargo, las Pymes cuentan con medios muy limitados y deben enfrentarse a varios problemas técnicos, financieros y administrativos, además de ser muy "variables" en términos de productividad, condiciones laborales y grado de protección social, destaca la OIT.
De acuerdo con datos de la Unión Europea, la productividad laboral promedial es menor en los sectores dominados por microempresas y Pymes, tales como la construcción y el comercio en pequeña escala.
Otra desventaja consiste en que muchos programas de bienestar social, principalmente en naciones en desarrollo, excluyen a los autoempleados y a los empleados de pequeñas empresas.
Un estudio de la OIT demostró que, aún en países industrializados, las Pymes ofrecen en general empleos menos atractivos que las grandes empresas en términos de salario, beneficios sociales, seguridad, mecanismos de participación en las decisiones y carrera laboral.
La OIT recomienda a los gobiernos adoptar medidas que permitan a las Pymes desarrollarse de tal forma que combinen la rentabilidad económica y la creación de empleo con condiciones laborales y beneficios sociales adecuados. (FIN/IPS-TWN/tra-en/mf/cpg/ml/lb/96)