SUDAFRICA: Iglesias ayudan a romper la espiral de violencia

Con sus tranquilas comunidades y pacíficas poblaciones dispersas a lo largo de la costa de KwaZulú-Natal, nadie sospecharía que hay una guerra civil en la provincia.

Sin embargo, si se va a la oficina del reverendo Danny Chetty, en Port Shepstone, los resultados de la violencia en la provincia salen prepotentemente a la luz.

La gente que forma fila y espera en la entrada y el corredor de acceso no va a pedir comida o refugio, sino dinero para comprar ataúdes. Sus seres queridos fueron las víctimas más recientes de la violencia política entre partidarios del Congreso Nacional Africano (ANC) del presidente Nelson Mandela y el Partido Inkhata (IFP), con mayoría zulú, que ha causado 14.000 muertos en los últimos 10 años.

Con elecciones postergadas en dos oportunidades y ahora fijadas para fín de junio, mucha gente se está preparando para asistir a una orgía de violencia a raíz del comicio.

Sin embargo, una asociación de líderes eclesiásticos y grupos religiosos se han unido para poner en marcha una iniciativa conocida como "Ukuthula", o proyecto de paz en idioma zulú, y tratar de conjurar la amenaza.

Como una acción preventiva de último momento, Ukuthula pretende reunir a líderes políticos, tanto a nivel provincial como de aldeas, para promover la paz. Además, busca desactivar los enfrentamientos entre facciones rivales antes que estallen.

"No estoy seguro si podremos contener una manifestación destructiva pero ciertamente hemos sido capaces de evitar que muchas situaciones estallaran en violencia", declaró Chetty, ministro de la Iglesia de los Evangelios de Dios y director del proyecto Ukuthula en Port Shepstone.

Si bien la violencia en KwaZulú-Natal tiene sus raíces en muchas áreas, incluyendo la étnica, disputas políticas y sobre tierras, ha cada vez más cobra la forma de rivalidad directa entre partidarios del ANC y del IFP.

Mientras Mandela y el ANC asumieron el poder a nivel nacional, en las primeras elecciones multirraciales del país en 1994, el IFP se las arregló para retener el control a nivel provincial en KwaZulú-Natal, donde predomina la etnía homónima.

Las elecciones locales tuvieron lugar en la mayor parte del país en noviembre de 1995, pero fueron postergadas entonces por la violencia en KwaZulú. Lo mismo ocurrió en mayo de este año.

Si bien la iglesia siempre ha estado involucrada en el intento de pacificar la región, nunca antes había movilizado semejante esfuerzo masivo. Urgidos a entrar en acción por Mandela y otros líderes nacionales, los dignatarios eclesiásticos en KwaZulú lanzaron Ukuthula hace pocas semanas y sus resultados ya se notan.

La provincia ha asistido a una disminución de los enfrentamientos en las últimas dos semanas y, en una sesión extraordinaria de la legislatura provincial a fines de mayo, numerosos diputados del IFP y ANC proclamaron en pie que iban a luchar por la paz e invitaron a sus colegas a seguirlos.

No obstante, muchos dirigentes religiosos previnieron que la violencia todavía puede estallar en las próximas semanas y la única manera de mantener la paz es "estar encima de los políticos y desactivar aspectos irritantes", una tarea difícil y complicada en opinión del reverendo Chetty.

Mientras los líderes eclesiásticos mantienen contactos con figuras políticas relevantes, cientos de inspectores patrocinados por la iglesia recorren la provincia diariamente para intervenir en demostraciones, marchas y funerales, puntos posibles de violencia.

El reverendo Sam Sithole, de la Iglesia Congregacional Zulú, es el jefe del equipo de inspectores de paz que trabajan en los barrios pobres en torno a Durban. Tanto Sithole como los miembros de su equipo son voluntarios de Diakonia (servicio en griego), un grupo eclesiástico ecuménico que ha estado mediando la paz en KwaZulú-Natal desde los años'70.

Sithole y su grupo discuten durante esta semana estrategias para el próximo domingo, en que han sido programadas dos manifestaciones políticas y el funeral de un joven activista del IFP asesinado.

"Va a ser un domingo muy activo", comentó Sithole. "La clave es evitar que ambos bandos se acerquen. En el funeral del IFP, seguramente van a querer llevar la procesión a través de un área del ANC, si es que pueden. Nuestra tarea consiste en mantenerlos separados y en movimiento todo el tiempo".

Muchas de las iglesias de primera línea y organismos religiosos establecidos, como Diakonia, estuvieron involucradas en la lucha contra el apartheid durante años.

Debido a que el ANC estuvo a la vanguardia en esa batalla, numerosos feligreses entraron en contacto con el movimiento y esa vieja vinculacion ha generado ahora desconfianza entre los militantes del IFP, según los dirigentes eclesiásticos.

Sin embargo, muchas de las iglesias evangélicas recientemente establecidas y en rápido crecimiento resultan más creíbles al IFP. Una de esas organizaciones es African Enterprise, un grupo de iglesias evangélicas que trabajan en toda Africa.

El director de African Enterprise, Michael Cassidy, está vinculado al líder máximo del IFP, Mangosutho Buthelezi, y muchos le acreditan el hecho que convenció al dirigente de participar en las elecciones de 1994 para evitar estallidos de violencia.

Nellis du Preez, asistente de Cassidy en African Enterprise, dijo que la cúpula del grupo eclesiástico sigue usando sus contactos con el IFP para promover los postulados de Ukuthula.

"Creo que la paz puede darse aquí", dijo du Preez, "He oído declaraciones positivas de líderes políticos, algo que nunca escuché antes. La paz está surgiendo, la gente está verdaderamente preocupada y habla nuevamente acerca de ella", manifestó. (FIN/IPS/tra-en/jf/oa/ego/ip-cr).

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