El acuerdo alcanzado esta semana para poner fin a la guerra en Chechenia mejora aparentemente las posibilidades de reelección del presidente de Rusia, Boris Yeltsin, pero los antecedentes no garantizan el silencio de las armas en la jornada electoral del domingo.
En efecto, la firma de papeles poco significa en esta guerra, que se arrastra desde diciembre de 1994 y ha costado la vida de 30.000 personas, entre combatientes y no combatientes.
El convenio alcanzado el lunes en Nazran, capital de la república rusa de Ingushia, anuncia para el 7 de julio el levantamiento de los controles impuestos por el ejército federal en torno de centros urbanos de Chechenia y establece procedimientos para el canje de prisioneros.
Pero los analistas creen que habrá dificultades para poner en práctica las cláusulas negociadas en Nazran por el ministro de Nacionalidades de Rusia, Vyacheslav Mijailov, y el jefe militar de los rebeldes chechenos, Aslan Masjadov.
En opinión de los comentaristas, los propósitos de paz de Moscú podrían diluirse después de las elecciones del domingo.
Yeltsin ha prometido varias veces el fin de las hostilidades y el pacto de cese del fuego suscripto el mes último por el gobierno ruso y los separatistas chechenos no logró acabar co los combates.
El cese del fuego, convenido el 27 de mayo, debía formalizarse el 1 de este mes y persistieron focos de lucha, aunque el propio Yeltsin viajó a Chechenia para asegurar que la guerra había terminado.
El comandante ruso Vyacheslav Tikhomirov aseguró el viernes 7 a la agencia de noticias Interfax que 60 guerrilleros chechenos se infiltraron en la localidad de Shali y que un helicóptero de las fuerzas federales fue abatido.
Mientras tanto, los rebeldes chechenos acusaron a la fuerza aérea de Rusia de de bombardear el lunes centros poblados en los distritos de Nozhay-Yurt y Vedeno. Moscú rechazó la denuncia.
"Ellos han continuado la guerra, mientras nosotros observamos el alto el fuego", declaró el general Sergei Makarov, segundo de Tikhomirov.
Según otra fuente militar, los rebeldes utilizan el cese del fuego para "reagruparse, acumular armas y estudiar las posiciones del ejército" federal.
"Los dos bandos excluyen la posibilidad de error como causa de las violaciones del cese del fuego registradas y creen que se trata de presiones deliberadas de la otra parte", explicó a IPS Maria Eismont, experta en asuntos regionales del diario Segodnya, quien presenció la negociación en Nazran.
El gobierno federal lanzó su intervención en Chechenia para impedir la secesión de esa república autónoma del Cáucaso, que en 1991 había proclamado su independencia, y no hay acuerdo aún respecto de ese asunto central.
Los rebeldes mantienen su determinación de alcanzar la independencia y Moscú pretende conservar a Chechenia bajo su autoridad.
El diario Pravda, órgano del Partido Comunista, calificó de "crónico fracaso" la conducción de Yeltsin de la crisis de Chechenia. El líder del comunismo ruso, Gennadi Zuyganov, es el principal desafiante de Yeltsin para las elecciones presidenciales del domingo.
Grigory Yavlinsky, candidato a la presidencia por el Partido Yabloko, opinó que "la ofensiva de paz" de Yeltsin en Chechenia "no es en realidad más que un truco preelectoral".
Según las últimas encuestas, 60 por ciento de la población de Rusia es partidaria de aplicar "firmes medidas" contra las guerrillas.
Pero la diaria información de prensa sobre ataques de los rebeldes aumenta el número de quienes "comiezan a considerar que la intervención militar lanzada para reprimir a los 'fundamentalistas islámicos' no era necesaria", dijo a IPS Alexander Umnov, del Instituto de Estudios Orientales, de Moscú.
Los presidentes de las ex repúblicas soviéticas de Georgia, Azerbaijan y Armenia apoyaron el esfuerzo de Yeltsin "por poner fin al conflicto" de Chechenia, en una reunión cumbre mantenida el día 3.
El mensaje de esa misma cumbre "sugiere que la paz en el Cáucaso depende de la existencia de una Rusia democrática, encabezada por el presidente Yeltsin", destacó el diario Nezavisimaya, de Moscú.
Según Emil Pain, asesor de la presidencia de Rusia y miembro de la comisión gubernamental sobre Chechenia, las posibilidades de paz son ciertas, pues "también los chechenos están cansados" y "ambos bandos necesitan la paz". (FIN/IPS/tra-en/ss/fn/ff/ip/96)
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