El primer ministro conservador Vaclav Klaus perdió la mayoría absoluta en el Parlamento de la República Checa tras las elecciones concluidas el sábado, que registraron un gran avance socialdemócrata, lo que representa un resultado de tibia ratificación a su programa de reformas y libertad económica.
Los resultados provisionales conocidos este lunes revelan que el gobernante Partido Cívico Democrático continuaría siendo la primera fuerza en el Parlamento de 200 escaños, con unos 68 diputados, seguido del Partido Social Demócrata con alrededor de 61, tras obtener 29,6 y 26,4 por ciento del voto, respectivamente
La votación muestra un notable avance de los socialdemócratas, que multiplican por cuatro su representación parlamentaria, aunque la coalición gobernante de Klaus con dos partidos menores- que sumados obtendrían 31 escaños- podría mantener el timón pese a quedar dos diputados por debajo de la mayoría absoluta.
También ingresarán al Parlamento el Partido Republicano, de extrema derecha -que presentó un programa draconiano de medidas contra la minoría gitana-, y el Partido Comunista de Bohemia y Moravia.
Tanto los socialdemócratas como los conservadores han dicho que no buscarán la colaboración de los partidos extremistas, pero tampoco se cree probable que ninguno de los dos grandes partidos desee trabajar con el otro, lo que permite prever una situación de bloqueo en el Parlamento.
Celebradas el viernes y sábado de la pasada semana, estas elecciones parlamentarias fueron las primeras después de haberse partido la antigua Checoslovaquia en enero de 1993, con la fundación de la República Checa y la vecina Eslovaquia.
Su resultado deja en manos del Presidente de la República, Vaclav Havel -elegido el 26 de enero de 1993- la decisión de encargar la formación del nuevo gobierno tras realizar las consultas habituales con los líderes parlamentarios.
Los conservadores, con un discurso similar al utilizado por buena parte de los medios de comunicación, basaron su campaña en el próspero estado de la economía, limitando su argumentación a este único aspecto.
Las estadísticas del crecimiento económico se mezclaron con la insistencia en que el propio éxito del programa de privatización más vigoroso de Europa hacía necesario reforzar las ensalzadas reformas de mercado de Klaus.
Los socialdemócratas, en cambio, tenían otras preocupaciones, tales como la salud, la seguridad social y la protección del medio ambiente. Y este lunes, los números provisionales de la votación permiten abrigar alguna incertidumbre sobre el camino que tomará en el futuro el programa de reformas.
"El gobierno ha cometido muchos errores que no quiere admitir, en materia de salud, vivienda y educación", dijo Milos Zeman, líder de los socialdemócratas, en un primer intento por explicar el inesperado éxito de su partido.
"Todos los gobiernos cometen errores y eso es normal. Pero si actúan con la arrogancia del poder, si se vuelven ciegos y sordos, no parece nada anormal que las cosas resulten tal como han resultado", añadió Zeman.
En todo caso, quedó en evidencia el acierto de la estrategia electoral de castigar al gobierno por ignorar los temas sociales y ambientales en medio de una apresurada carrera hacia un nirvana de crecimiento.
Por cierto, las encuestas de boca de urna dejaron en claro que los asuntos sociales son mucho más importantes para los votantes que las consideraciones macroeconómicas. Ese parece ser el origen del cambio de actitud de gran parte del electorado, que dejó al gobierno sin una clara mayoría en el Parlamento.
"Estas elecciones marcan el fin de un período de cuatro años de estabilidad política", escribió Vladimir Mlynar, director del semanario conservador Respekt. "El nuevo gobierno tendrá mucho menor espacio de maniobra que el actual". (FIN/IPS/tra-en/dr/fn/arl/ip/96)