Mientras las autoridades de Barbados ponen su mayor empeño en el combate regional e internacional a los traficantes de drogas, el consumo ilegal de narcóticos y alcohol ya está ganando espacios en las escuelas del país.
El consumo de drogas por adolescentes fue conocido por primera vez a comienzos de este año, cuando un muchacho de 14 años fue acusado ante la justicia por posesión de marihuana, con la sorpresa consiguiente de la opinión pública.
La población se asombró mucho más cuando el chico reveló ante el juez que cuatro o cinco de sus compañeros de aula también fumaban marihuana.
No pasó mucho tiempo y, cuando la gente pensaba que la situación estaba controlada y aquéllo no había sido más que un caso aislado, el Proyecto Policial de Relaciones Juveniles hizo conocer que las chicas adolescentes incluían un botella de licor en sus viandas.
"Estamos doblemente preocupados por el número de chicas jóvenes que consumen alcohol", dijo el jefe del Proyecto, sargento Kenneth Atherley.
"Ya hemos visto 12 o 13 chicas, en edades entre 12 y 16 años, con botellitas de ron". El sargento atribuye esta nueva tendencia a la voluntad de imitar lo que aprenden en sus hogares.
De acuerdo con un alto oficial de policía, no obstante, lo más preocupante es que algunos estudiantes han pasado ahora de la marihuana al alcohol y a la cocaína.
"Muchos estudiantes adolescentes consumen drogas", dijo a la prensa Lionel Johnson, superintendente de policía en la División Norte.
Johnson informó que el fenómeno fue descubierto al notarse que algunos estudiantes de una escuela frecuentaban la casa de un conocido traficante.
Los estudiantes son presa fácil, dijo un ex pasador de droga en un reciente simposio. Los que tienen 16 o 17 años ganan miles de dólares vendiendo drogas ilegales, según el expositor.
Otra fuente anónima informó que el consumo de droga comienza en edades muy tempranas, entre cinco y 11 años, y que ha visto niños drogados que se vuelven violentos con sus compañeros.
Grantley Watson, comisario de policía, advirtió a los profesores que encubrir estas actividades para proteger la imagen de las escuelas no hará sino exacerbar el problema.
"La negación sólo llevará a una paralización de las acciones que pueden ser efectuadas para atacar este problema", dijo Watson. (FIN/IPS/tra-en/cr/bw/cb/arl/ip/96