La Unión Europea (UE) realiza nuevos acuerdos comerciales de pesca de "tercera generación" con los países en desarrollo, en base a sociedades mixtas, destacó la comisaria europea para la Pesca, Emma Bonino.
Bonino explicó en entrevista con IPS que los nuevos convenios reemplazan un esquema injusto que los empresarios pesqueros habrían podido sintetizar de la siguiente manera: "Venimos, pescamos, pagamos poco y nos vamos, con cero control".
El nuevo enfoque tuvo su primer modelo en el acuerdo de pesca de la UE con Marruecos, y se aplicará también en el caso de Mozambique. Esos dos países desean desarrollar su capacidad de pesca y explotar sus recursos, indicó la comisaria.
En lugar de construir nuevos buques se formalizan sociedades mixtas, en las cuales "nosotros ponemos los barcos, mientras 40 por ciento de la tripulación es mozambiqueña, incluído el capitán, y parte del volumen capturado se desembarca en ese pais", agregó.
El problema no sería entonces si concertar o no acuerdos de pesca, sino "qué tipo" de convenio, pues "todos esos países en desarrollo venden su pescado y todos tienen acuerdos bilaterales, a menudo con empresas privadas", ya sea japonesas, coreanas o europeas, dijo Bonino.
"Se debe partir de la base de que esas naciones, tanto "las que pretenden desarrollar su capacidad pesquera", como las que tienen otras prioridades, "venden sus recursos, y por lo tanto, mantienen acuerdos bilaterales".
"Creo que los viejos e injustos acuerdos han terminado para siempre", manifestó Bonino.
El caso emblemático es Sudáfrica, donde la pesca está controlada por la minoría blanca: 80 por ciento de los recursos pesqueros de ese país son administrados por dos empresas dirigidas por los blancos.
El gobierno sudafricano desea superar ese monopolio y otorgar licencias de pesca a los "newcomers" (recién llegados), que son generalmente negros.
Empresarios negros detentan ya 20 por ciento de las licencias de pesca, pero como no tienen barcos, las venden a las dos compañías monopólicas blancas, que de ese modo controlan de hecho cien por ciento del sector.
El gobierno sudafricano está interesado en los acuerdos de tercera generacion para romper el monopolio blanco y lograr una distribución equilibrada de las licencias. Es preciso, entonces, que los titulares negros de permisos de pesca puedan contar con barcos.
"Comparto la posición de quienes afirman que los acuerdos de primera generación se limitan a arrasar con los peces, como ha sucedido en Senegal y Guinea, porque en general no hay control", manifestó Bonino.
El presupuesto de la UE para la política de pesca alcanza a 400 millones de dólares, de los cuales 130 millones corresponden a los países de Africa, el Caribe y el Pacífico integrantes de la llamada Convención de Lomé IV y que cuentan con bancos de pesca.
"Está claro que no se trata de una política de desarrollo, porque ésta no se puede hacer con 130 millones de dólares en 20 paises, y se requieren otros instrumentos", advirtió la comisaria.
El convenio de la UE con Mozambique contempla la presencia a bordo de dos barcos de observadores mozambiqueños y europeos, y Bonino cree que ese esquema puede aplicarse a acuerdos con otros países.
Argentina aceptó de modo preliminar la creación de sociedades mixtas para la pesca y también Chile estudia esa posibilidad. Es decir, adquirir barcos pesqueros propios o utilizar buques de la UE.
"En todas partes se comprueba que no es siempre bueno hacer acuerdos con empresas privadas, sin una institución que los regule", observó Bonino.
La producción mundial de pescado alcanzo en 1994 a 109 millones de toneladas, con un incremento de 6,3 por ciento respecto del año anterior, según el comité de Pesca de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacion (FAO).
China fue en 1994 el principal productor, con alrededor de 20,4 millones de toneladas. El segundo fue Perú, que logró una captura de 12 millones de toneladas. (FIN/IPS/jp/ff/dv/96).
