Los peruanos deberán ajustarse nuevamente el cinturón en los próximos 36 meses, de acuerdo al compromiso suscrito por el gobierno del presidente Alberto Fujimori con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro de Economía Jorge Camet y el presidente del Banco Central de Reserva Germán Suárez firmaron este martes la carta de intención que contiene el compromiso del gobierno peruano, documento revisado el pasado fin de semana por Michel Camdessus, director gerente del FMI.
"Como ocurrió en 1991, ese documento nos impone tres años de vacas flacas: enfriamiento de la economía, reducción de gastos sociales, más despidos masivos de empleados públicos, mayor ajuste tributario", expresó el congresista independiente Ernesto Gamarra.
"Será necesario reducir el número de empleados públicos, porque todavía es muy alto, pero no puedo anticipar las cifras", admitió Camet.
En 1991, según fuentes no oficiales, la administración de Fujimori despidió a unos 300.000 empleados públicos y ahora se prepara una reestructuración del aparato de Estado, que implica la fusión de algunos ministerios y la consiguiente reducción de personal.
"Durante su última visita, Camdessus no ocultó su agrado por el disciplinado acatamiento de Fujimori a sus recomendaciones y lo llamó jaguar andino, para compararlo con los tigres del sudeste asiático", expresa por su parte el economista Javier Urrunaga.
"El problema principal sigue siendo el de la balanza de pagos y, según el modelo del FMI, para disminuir el déficit externo hay que aumentar el superávit interno a cualquier precio: por reducción de gastos o aumento de ingresos, o las dos cosas, de modo que la carta de intención tiene esa meta", señaló.
"Somos un país que escucha sus consejos, casi un laboratorio del FMI, pero si hay problemas sociales, Camdessus no pagará las facturas políticas", opinó Urrunaga.
Por su parte, el congresista opositor Freddy Ghilardi, del socialdemócrata partido Aprista, sostuvo que "la carta de intención compromte a Fujimori a recortar 620 millones de dólares del presupuesto de gastos fiscales de este año, ahorro que se usará para pagar la deuda a los bancos extranjeros".
"La deshumanizada economía neoliberal, adoptada por Fujimori después de llegar a la presidencia con los votos de los partidos contrarios a esa línea, prioriza el pago de la deuda externa y se olvida de la deuda interna, con los pobres", comentó Ghilardi.
"Si estamos ajustándonos de nuevo quiere decir que no hemos ganado nada con el primer ajuste, que estamos en el mismo lugar", concluyó.
Con el programa económico de 1991, Fujimori revirtió la hiperinflación, de 6.500 por ciento al año, y la recesión que encontró al asumir al gobierno, y en 1994 inició una fase de reactivación económica que deberá enfriar nuevamente por recomendación del FMI.
Los extraordinarios crecimientos del PBI en 1994 y 1995 se lograron en base a la expansión de la construcción, impulsada por los programas de gobierno, pero la expansión incrementó también las importaciones y originó un recalentamiento de la economía.
El decano del Colegio de Economistas de Lima, Oscar Jasaui Sabat, admitió que "se vienen tres años duros por delante", pero expresó también que "la firma de la carta de intención permitirá adoptar medidas necesarias para evitar una crisis de la balanza de pagos".
Según Jasaui y otros expertos, el FMI demandó a Fujimori enfriar la economía en agosto de 1995 para evitar una inminente crisis en su balanza de pagos, "que podría haber desembocado en un efecto tequila".
Una fuente vinculada al Ministerio de Economía señaló a IPS que para crear un superávit fiscal de dos por ciento en relación con el PBI, "se bajará el ritmo de construcción de carreteras y colegios", rubros que eran la principal bandera del gobierno en las barriadas y áreas rurales.
Uno de los quebraderos de cabeza futuros del ministro Camet será cómo reducir el déficit externo, es decir bajar las importaciones y elevar las exportaciones, meta que podría alcanzarse mediante una devaluación monetaria de difícil manejo si se mantiene la libertad de cambios.
Los empresarios exportadores sostienen que el mayor pecado de la política económica seguida hasta ahora por Fujimori es su falta de orientación exportadora, y reclaman una devaluación monetaria, así como la supresión de algunos sobrecostos de naturaleza tributaria.
Pero el ministro Camet, ex presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, entidad que agrupa a los empresarios manufactureros, replicó que el dólar seguirá flotando libremente y no se reducirán los tributos (FIN/IPS/al/dg/if/96)