La oposición política de Pakistán, con el respaldo de una huelga de trabajadores urbanos, plantó cara este fin de semana a la política económica y fiscal de la primer ministro Benazir Bhutto.
Efectivos antidisturbios y alambres de púas cercaron este domingo los edificios gubernamentales, cuando protestas públicas contra el nuevo proyecto presupuestario paralizaron el comercio y vaciaron las calles de varias ciudades paquistaníes.
Incluso aquellos que no estuvieron de acuerdo con la huelga general convocada por el arco opositor y el ex primer ministro Nawaz Sharif, apoyan a la oposición en el rechazo del presupuesto proyectado para el año fiscal 1996-97.
Representantes de la Federación de Cámaras de Comercio e Industria de Pakistán, que se mantuvieron al margen de las protestas públicas, se reunieron este lunes con miembros del gobierno para discutir la política fiscal anunciada la semana pasada en el Parlamento.
"La medicina de reformas económicas y ajustes es amarga, pero sin ella el paciente morirá", expresó el ministro de Finanzas, Makhdoom Shahbuddin, al presentar el presupuesto al Parlamento.
Por el contrario, legisladores de la oposición se retiraron de la Cámara en medio del discurso, blandiendo ejemplares de un diario británico donde se informaba que Bhutto se habría comprado una lujosa residencia en Gran Bretaña.
Pese a que Bhutto negó las acusaciones y emprendió acciones legales contra el periódico, los cargos de corrupción han venido como anillo al dedo a la oposición, que espera recoger frutos en medio del creciente disgusto general con el desorden económico.
"Ahora, con el Fondo Monetario Internacional pisándole los talones y la más seria crisis económica y fiscal que Pakistán ha conocido, las próximas semanas pondrán a prueba la capacidad de Bhutto para capear el peor temporal", comentó un analista.
Para mayor tribulación del gobierno se ha conocido el cargo hecho por el Banco Mundial, el cual ha sostenido que las cifras consignadas en el presupuesto fueron arregladas para favorecer las posibilidades crediticias del país en las instituciones financieras internacionales.
La mayoría de la población urbana se encuentra enfrentada al presupuesto proyectado, de 14.000 millones de dólares, considerado el más austero en el último cuarto de siglo.
La indignación pública se debe a los pesados impuestos que el gobierno ha proyectado, que caerán directamente sobre los ingresos de los trabajadores asalariados urbanos y elevarán los precios de los productos básicos de consumo.
Los críticos del proyecto financiero, que supone un aumento de la carga impositiva de 1.200 millones de dólares, señalan que con esos recursos el gobierno no se propone mejorar las condiciones de vida sino pagar la creciente deuda pública y comprar más armas.
El gasto en defensa se eleva 14 por ciento, pasando a representar más de la cuarta parte del presupuesto. Los recursos asignados al desarrollo sólo aumentan 8,5 por ciento, bien por debajo de la tasa oficial de inflación.
Una gran parte de la recaudación impositiva será debida a un nuevo impuesto a las ventas, que se estima caerá sobre los precios en tasas variables entre cinco y 18 por ciento.
El proyecto también incluye anular todas las exenciones al impuesto a las ventas, con excepción de cinco tipos de productos: azúcar, aceite comestible, derivados del petróleo, alimentos procesados y productos agrícolas.
Los críticos del proyecto afirman que estas medidas harán más agudas las desigualdades entre ricos y pobres en las ciudades, y favorecerán indebidamente a los ricos agricultores.
Una vez más el gobierno se ha negado a introducir el tan esperado impuesto a las rentas agrarias, obedeciendo a la presión de legisladores que pertenecen tanto a los partidos gobernantes como a los opositores, en este país predominantemente rural.
La agricultura genera la cuarta parte del producto interior bruto de Pakistán, pero sólo uno por ciento de la recaudación impositiva del Estado.
"Los altos ingresos de los productores de algodón continuarán tributando muy poco. Pagarán menos en impuestos que una persona asalariada que gane el equivalente a 147 dólares por mes", escribió el conocido economista Shahid Kardar en el diario Dawn.
Los empresarios protestan porque el proyecto incluye más de 500 millones de dólares de créditos bancarios para cubrir el déficit, lo cual elevará las tasas de interés.
El economista Qais Aslam, de la Escuela de Administración de Lahore, dijo que al tener que financiar el gasto público, los bancos tendrán menos dinero para las tan necesarias inversiones en el sector privado. (FIN/IPS/tra-en/bs/mu/arl/ip/96