Los bancos de México continúan en crisis pese a los millonarios apoyos que les entregó el gobierno en 1995.
En el primer trimestre el respaldo continuó hasta llegar a completar alrededor de 16.133 millones de dólares, cantidad 43,6 por ciento superior a la prevista por las autoridades.
Amenazado por el peligro de una quiebra, el sistema bancario, que entre los años 80 y 90 vivió un proceso de estatización y reprivatización, se mantiene bajo el paraguas gubernamental e intensifica negociaciones para que socios extranjeros actúen como sus salvavidas.
Un informe de la secretaría de Hacienda difundido este jueves indica que el costo fiscal de respaldo al sistema, entregado a partir de los primeros meses del año pasado, superó en 1.920 millones de dólares al saldo actual de la cartera vencida de la banca.
Tras reconocer que su apoyo superó el nivel previsto, Hacienda indicó que los recursos que canaliza "no solucionan en sí mismos los problemas estructurales que aquejan a algunos sectores, pero es un hecho que constituyen un pilar fundamental para mejorar la situación de deudores e instituciones bancarias".
Durante la gestión del presidente Ernesto Zedillo, iniciada en diciembre de 1994, la banca ha recibido unos 5.000 millones de dólares más de lo que el Estado obtuvo por la privatización de las instituciones entre 1991 y 1992.
Doce de los 18 bancos privatizados en México se mantienen vigentes gracias a recursos públicos entregados a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro y a la continua vigilancia oficial, sostienen analistas.
Hacienda informó que el monto de respaldo gubernamental a la banca equivale a 5,35 por ciento del producto interno bruto estimado para el cierre de 1996.
"Los bancos se encuentran en el centro de las críticas desde hace 16 meses y siguen siendo muy ineficientes", señaló Mariano Ruiz-Funes, analista del no gubernamental Grupo de Economistas y Asociados.
"Si se evalúa la solvencia de los bancos mexicanos en función de la salud de su cartera, están quebrados, porque 30 por ciento de sus créditos son malos", sostuvo Ruiz-Funes.
La crisis bancaria, estallada el año pasado cuando se elevaron las tasas de interés a niveles superiores a 90 por ciento, se depreciaron los salarios y la inflación aumentó, obligó a instituciones y autoridades financieras a negociar acciones con bancos foráneos.
El último de esos episodios se conoció este martes, cuando la Comisión Nacional Bancaria y de Valores informó que llegó a un acuerdo preliminar con el banco Bilbao Vizcaya de España para vender la mayoría de acciones de dos instituciones mexicanas, Cremi y Oriente, sostenidas por el apoyo gubernamental.
De concretarse el negocio, que podría tomar dos meses de diálogos, la participación de capitales extranjeros en la banca local llegaría a representar 14,4 por ciento de los activos del sistema, indican las autoridades.
En los últimos meses, se concretaron cuatro asociaciones entre bancos mexicanos e instituciones de España, Portugal y Canadá. Además, 17 bancos extranjeros recibieron autorización oficial para operar en el país.
"Si no fuera por los apoyos y subsidios recibidos por parte del gobierno, la banca estaría ya quebrada", declaró Francisco Castro, presidente de la Asociación Nacional de Tarjetahabientes.
En mayo, tras nueve meses de vigencia de un programa de reestructuración de carteras vencidas que no logró alejar los peligros de quiebra que amenazan a los bancos, el gobierno anunció un nuevo programa de apoyo a personas con deudas hipotecarias a un costo de 5.000 millones de dólares.
"La cartera vencida de los bancos representa un lastre para las posibilidades de recuperación, es el talón de Aquiles de la economía mexicana", señaló Emilio Zebadúa, articulista del diario La Jornada.
Para las organizaciones de deudores como el Barzón, que en 1995 adquirieron importante presencia pública, el Estado y los banqueros mantienen a flote instituciones financieras quebradas por mala administración.
El grupo, que asegura representar a más de un millon de deudores morosos, pide al gobierno entregar susbsidios directos a los clientes de los bancos para reducir sus deudas y no para enriquecer a los banqueros, "quienes siguen viviendo como reyes". (FIN/IPS/dc/dg/if/96)