La asociación de Chile y el próximo ingreso de Bolivia al Mercado Común del Sur (Mercosur) generá una nueva realidad económica mundial y acercará a estos países a los "tigres asiáticos" en materia de poder de compra de la población.
Esa es la principal conclusión a que llegaron algunas empresas latinoamericanas tras evaluar un informe distribuído por la transnacional alemana Siemens sobre mercados consumidores en los países en desarrollo.
Según el informe, los consumidores de los seis países sudamericanos tienen un poder de compra global estimado en casi 1.500 millones de dólares por año, prácticamente el mismo de Taiwan, Hong Kong, Singapur y Corea del Sur.
Siemens llama la atención sobre el hecho de que el poder de compra de los consumidores es un indicador mucho más realista en términos de programación de inversiones que el total de habitantes e, incluso, las tasas de crecimiento económico.
China, por ejemplo, tiene mas de mil millones de habitantes, pero los salarios de todos ellos sumados es 11 veces menos que el de Brasil, con una población ocho veces menor.
En esas condiciones, el Mercosur estaría, en principio, en igualdad de condiciones con los tigres asiáticos en materia de mercado consumidor.
Eso ha hecho con que muchas empresas reevaluaran sus políticas de inversión, tomando en cuenta que países como Argentina, Chile y Brasil están mucho más cerca de Europa y Estados Unidos, en términos culturales, que los países asiáticos, en especial China, hasta ahora el mercado consumidor mas codiciado del mundo.
Algunas empresas brasileñas del sector de obras públicas ya empezaron a revisar sus planes para dar prioridad a los países del Mercosur en vez de buscar complicadas operaciones en Asia. Pero la nueva realidad también afecta a los empresarios europeos.
La Cámara de Comercio e Industria de Baviera, Alemania, recomendó recientemente a sus afiliados de pequeño y mediano porte que hagan inversiones fuera del país, como condición básica para sobrevivir, y mencionó a Europa oriental y el Mercosur como las áreas más favorables.
El problema de las pequeñas y medianas empresas, no sólo de Alemania sino también de otros países europeos, radica en que los ajustes domésticos las han afectado duramente y reducido en gran medida su capacidad de competir con las grandes corporaciones.
Para sobrevivir tendrian que buscar otras regiones, antes de que sea demasiado tarde.
Esos datos indican que el Mercosur tiene la capacidad de absorber un gran número de inversiones. Brasil, por ejemplo, recibió en los primeros cinco meses de este año inversiones extranjeras directas por un total de 3.268 millones de dólares, la más alta de los últimos 10 años en un primer semestre.
La previsión brasileña es de que hasta diciembre el total alcance los 10.000 millones.
Lo curioso es que las inversiones directas, en compra de empresas o proyectos, está creciendo proporcionalmente más que las inversiones especulativas en bolsa, que en el caso brasileno totalizaron 53.000 millones de dólares en 1995.
Pero el renovado atractivo del Mercosur tiene su lado oscuro. El ingreso masivo de capitales presiona las políticas de estabilización monetaria y puede llevar a los países del bloque a una globalización radical, sin tomar en cuenta estrategias de desarrollo basadas en el interés nacional.
En eso, los tigres asiáticos tienen mucho a enseñarnos. (FIN/IPS/cc/ag/if/96