JAPON: Caso de eutanasia abre debate sobre la muerte con dignidad

La legalización de la eutanasia vuelve a estar en el centro del debate público en Japón, a raíz de la acción ejecutada por un médico que inyectó a un paciente terminal de cáncer una sustancia que le causó una muerte casi instantánea.

El doctor Yoshihiro Yamanaka tomó la decisión por su propia cuenta, la semana pasada, y con sus propias manos abrevió la agonía de un enfermo de cáncer sin conocer la voluntad de éste.

La eutanasia -el acto de matar sin dolor a una persona que se encuentra muy enferma o es demasiado vieja, para evitar la prolongación de su sufrimiento- fue puesto de nuevo en primer plano de la polémica al conocerse este episodio.

Yamanaka, que está bajo investigación por homicidio, ha insistido en que tomó la decisión en interés del paciente, pese a que nunca le había consultado.

"Resulta difícil obtener el consentimiento del paciente porque los médicos no están legalmente obligados a informar de su estado a los enfermos graves de cáncer", dijo Yamanaka a los periodistas.

"Quisiera que mi acción sirviera para urgir la creación de un marco legal", añadió el médico en referencia a la práctica de la eutanasia.

El caso presente recibió amplia repercusión en los medios de comunicación, donde Yamanaka fue vilipendiado por algunos sectores y aclamado como un héroe por otros, lo cual reflejó la división radical de la sociedad japonesa en esta cuestión.

Sin embargo, la decisión de Yamanaka no tuvo el apoyo de la Sociedad Japonesa por Muerte con Dignidad (SJMD), una asociación ciudadana que hace campaña en favor de una ley que otorgue a cada persona mayores facultades para decidir su propio destino, lo mismo que a sus parientes, cuando la muerte sea inevitable.

Koichiro Adachi, director de SJMD, dijo que los médicos deben consultar primero, siempre que sea posible, la voluntad del paciente. "Creemos que es esencial respetar la voluntad del enfermo, por eso nos resulta difícil apoyar a este médico".

Bajo la ley vigente, por el contrario, incluso si un médico induce la muerte por decisión del paciente, se hace pasible de una acusación penal. Esto es lo que SJMD espera cambiar.

Adachi informó que SJMD -fundada en 1976- creció de forma notable en los últimos años, llegando a tener más de 75.000 afiliados entre los que se cuentan más de 800 médicos. Esto, en su opinión, refleja el creciente apoyo que los principios del movimiento reciben de la gente.

"El crecimiento en Japón es más alto que en cualquier otro país industrializado -más de 7.000 cada año-, y aumenta a medida que las personas van envejeciendo y se vuelven susceptibles de enfermar de forma definitiva. Esto es prueba suficiente de la necesidad de nuestro objetivo", explicó Adachi.

No obstante, ningún médico se ha colocado hasta ahora en la línea de fuego, excepto Yamanaka, cuyo caso no sirve de precedente para SJMD porque no consultó previamente al enfermo.

"Los médicos tienen miedo de ser acusados de homicidio. Esto pone una gran barrera al respeto de nuestros derechos humanos", expresó Adachi.

"Muchos médicos llegan a ordenar el traslado de sus enfermos a unidades de tratamiento intensivo, recomendando tratamientos que cuestan alrededor de 200.000 yen (2.000 dólares) por día en promedio. Esto es realmente ridículo", se lamentó.

Sin embargo, este movimiento no dispone de apoyo en el Parlamento japonés, lo que permite predecir que su pretensión tiene aún un largo camino por recorrer. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/arl/he/96)

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