Desde el nivel oficial a la comunidad de negocios y el público en general, los abogados que impulsan nuevas leyes para limpiar el ambiente en Japón están enfrascados en una batalla con el poderoso grupo industrial acerca de la aplicación de impuestos a la polución.
Las amplias divisiones estan demorando la introducción del gravamen, cuyos proponentes lo consideran necesario para bajar la creciente contaminación en el país, la cual ha sido identificada como el culpable número dos despues de Estados Unidos en la liberación de sustancias agresoras del ozono en la atmósfera.
"Los planes para establecer un impuesto ambiental que cubra la contaminación en aire, agua y tierra ya llevan muchos años trabados y es difícil salir del bloqueo", comentó Masanori Shoji, de la Agencia Ambiental del gobierno.
La agencia está batiéndose con el Ministerio de Comercio Internacional e Industria (MITI), que cuestiona junto con la comunidad de negocios qué efecto, si es que hay alguno, tendrá la introducción del gravamen en la rebaja de la polución.
Además, las compañías niponas afirmaron que el impuesto impedirá el crecimiento económico y reducirá su competencia en el mercado internacional. Sugirieron que, al final, será el consumidor quien pagará el precio de la tecnología para satisfacer los nuevos niveles de exigencia.
"Tienen un argumento muy fuerte", reconoció Shoji. "No hay acuerdo en ninguna parte del mundo sobre la eficacia en la rebaja de la polución que puede tener un impuesto ambiental".
El MITI dijo que los industriales tambien están preocupados por el ambiente y deben ser alentados a tomar sus propias decisiones voluntarias sobre reducción de la polución.
El Keidanren, el mayor conglomerado de negocios oficiales de Japón, dijo que los objetivos para rebajar la polución fijados por la Agencia del Ambiente eran simplemente muy difíciles de cumplir y afirmó que los esfuerzos nipones para contrarrestar el recalentamiento global figuran entre los más amplios del mundo.
En abril último, la mayor publicación financiera de Japón, "Nikkei Weekly", criticó la posición de Keidanren y apoyó el gravamen al carbón, explicando que sin él, el compromiso nipón de reducir los gases del efecto invernadero a los niveles de 1990 para el 2000 no podrán ser alcanzados.
"Nuestro análisis comprobó que una tasa sobre el carbón podría tener un efecto positivo sobre la actividad económica, si es puesta en paridad con recortes a los impuestos corporativos", dijo Nikkei. Criticó a Keidanren por su escasez de miras que coloca al crecimiento económico sobre cualquier otra consideración.
Según Shoji, el funcionario de la Agencia Ambiental, un impuesto ecológico, una vez aceptado, tendrá implicancias tanto para la industria como los contaminadores individuales.
Si bien todavía no hay cifras concretas sobre el gravámen, hubo informes que el gobierno está pensando en aplicar 3.000 dólares por cada tonelada de dióxido de carbono. Contaminadores individuales podrían enfrentar multas hasta de 300 dólares.
Según estadísticas oficiales, Japón emite anualmente más de 30.000 toneladas de dióxido de carbono. Las industrias, incluyendo el transporte y el sector de energía, son responsables de una cuota del 80 por ciento. Las proyecciones señalaron que las emisiones podrían aumentar el 2,3 por ciento anual.
En un informe de este año, el grupo ambientalista Greenpeace dijo que la industria nipona y el consumo de energía casera eran responsables del 13 por ciento de las sustancias agresoras de ozono como los clorofluorocarbonos (CFCs).
Esta cifra es superior a la de cualquier otro país excepto Estados Unidos, que cuenta con el 30 por ciento de la producción global de sustancias nocivas al ozono.
Los CFCs pueden ser usados como propelentes de aerosoles, agentes congelantes y para fabricar espuma de poliéster, y causan daños irreparables a la fina capa de ozono que rodea la Tierra.
Takehisa Awaji, quien enseña legislación ambiental en la Universidad de Tokio, confía que no pase mucho tiempo antes que los grupos de presión de la industria, oficial y privada, acepten la responsabilidad por los daños causados a la población y el ambiente a raíz de la polución excesiva.
En la actualidad, grupos de ciudadanos están en agitación y han exigido medidas urgentes para rebajar el nivel de polución.
La semana pasada un grupo de residentes de Tokio hizo pleito al gobierno, siete fabricantes de autos y la Corporación Pública del Expreso Metropolitano, y pidió indemnizaciones por 26 millones de dólares debido a los daños causados a la salud por la polución atmosférica. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/ego/en).
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