La opinión de la gente corriente sufrió un endurecimiento en Irlanda del Norte después del nuevo atentado perpetrado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA) el sábado 15, cuando explotó una bomba en la ciudad inglesa de Manchester.
La consecuencia más visible ha sido el aislamiento del partido Sinn Fein, brazo político del IRA, pese a que su presidente, Gerry Adams, pidió una vez más que se vuelva a recorrer el camino de la paz. Los otros partidos esperaban una directa censura al atentado, lo mismo que Londres y Dublín.
Desde el 10 de este mes están en marcha las negociaciones de todos los partidos para decidir el futuro político de esta provincia, pero la negativa del IRA a reinstaurar la tregua que mantuvo durante 18 meses, hasta febrero pasado, ha excluido al Sinn Fein de las conversaciones.
El Sinn Fein recibió 15 por ciento de los votos de esta provincia en las elecciones celebradas el 30 de mayo para dar a los delegados de los partidos un mandato popular que legitimara su participación en las conversaciones de paz.
No obstante, su presencia no será admitida hasta que el gobierno británico tenga garantías de que se trata de un partido pacífico, desligado de la violencia del IRA.
Una vez iniciadas las negociaciones -y antes de la última bomba del IRA- el primer ministro británico, John Major, indicó que el Sinn Fein podría incorporarse una vez que el cese del fuego fuera reinstaurado.
El último atentado no pudo tener, por lo tanto, consecuencias más devastadoras sobre el proceso de paz, endureciendo en particular la opinión de la gente común, que IPS compulsó en las calles de Belfast.
Las entrevistas reflejaron, en general, la identificación de la gente con la violencia que ejercen los elementos paramilitares de las dos comunidades -la protestante mayoritaria y la católica en minoría-, que se combaten por las armas desde hace un cuarto de siglo, pero a la vez un sincero deseo de paz.
Dos mujeres católicas dijeron no entender por qué razón el IRA colocó la bomba justo después de conocerse que Londres aceptaba la presencia del Sinn Fein en las conversaciones una vez que la organización reinstaurara el alto al fuego.
"No entiendo cómo pudieron ser tan estúpidos", exclamó Clare, de 17 años y católica.
Por otra parte, dos jóvenes protestantes expresaron su temor de que los "loyalists" (paramilitares pro-británicos) de su misma religión tomen represalias, desencadenando una serie de asesinatos.
Estos paramilitares han observado hasta ahora la tregua que declararon el 13 de octubre de 1994, 73 días después que el IRA.
"Lo que más espero es que los paramilitares "loyalist" no comiencen de nuevo sus acciones, pero creo que si el IRA hace algo aquí mismo, van a reaccionar de inmediato. El mismo día, ellos van a responder el mismo día", advirtió Paul, de 23 años.
Se nota cansancio, confusión, esperanza, pesimismo, y un deseo de no hablar e incluso de no contestar preguntas.
Entre muchos entrevistados, en su mayoría jóvenes, que se veían inmersos en la confusión, sólo uno -Eddie Robinson, un protestante de 67 años- dijo tener una clara solución para este conflicto sobre el estatuto constitucional de Irlanda del Norte, de 70 años de antigüedad.
"Tienen que deshacerse de ellos, destruir al IRA, traer al ejército británico", dijo Robinson, que votó al Partido Unionista Democrático, de línea dura, orientado por el reverendo Ian Paisley. "Deberían ser ejecutados todos los paramilitares", añadió.
"Es necesario sacarse de encima también a las organizaciones paramilitares "loyalist", que son igualmente malas", agregó su nieta Emily Ann, de 17 años.
"El IRA y el Sinn Fein no quieren la paz", afirmó Robinson. "No aceptan nada que no sea una Irlanda unida, y están dispuestos a matar a hombres, mujeres y niños para alcanzarlo. Tengo que votar porque de lo contrario el Sinn Fein proclamará que ellos son la mayoría de Irlanda del Norte". (FIN/IPS/tra-en/so/fn/arl/ip/96