En un aula destartalada de un barrio pobre, en las afueras de la capital india, una docena de mujeres escuchan con indulgencia a su joven maestra mientras las corrige por errores cometidos en su tarea escolar del día.
El ambiente es calmo. Un niño pequeño que ha acompañado a su madre a la escuela bosteza y se acomoda en su regazo. La madre, mientras tanto, se afana por seguir la lección.
La maestra es Sangeeta, una voluntaria de 16 años de edad procedente de una escuela gubernamental vecina. Una de las alumnas de Sangeeta es su propia madre, y la joven siente como un deber que las mujeres de su vecindario aprendan a leer y escribir.
La situación es más o menos la misma en otras aulas instaladas en distintos barrios periféricos de Delhi bajo la Misión Nacional de Alfabetismo (NLM), que obtiene apoyo comunitario de voluntarios como Sangeeta. Lo que comenzó como un proyecto gubernamental se ha transformado aquí en un movimiento único de comunidades de base.
"Los maestros voluntarios siguen trabajando duramente tras haber estado en el programa por más de un año, al revés de otras iniciativas del NLM", apuntó S. Regunathan, quién está a cargo de la educación en el gobierno local.
El NLM lanzó su campaña de "alfabetismo total" en 1987 pero en Delhi su puesta en marcha resultó esporádica y limitada a pocas personas. La necesidad era grande porque el número de analfabetos solo en vecindarios de gente con pocos ingresos llega a 600.000.
Regunathan rediseñó el proyecto con un nuevo enfoque que tuvo múltiples ramificaciones: formar voluntarios, motivarlos, crear conciencia pública y movilizar el apoyo comunitario.
La atmósfera familiar en las clases ha contribuído considerablemente al alto nivel de asistencia. En una clase en la colonia gubernamental de Kalyan Vas, al este de Delhi, la quinceañera Omvati se muestra orgullosa de una alumna que promete y se llama Bala.
A pesar de que solamente ha estado asistiendo a las clases desde el mes pasado, Bala no tiene problemas con sus lecciones. Esa ama de casa de 30 años trata de arrebatar un par de horas diarias a sus tareas domésticas para educarse.
"Es la madre la que enseña a sus hijos a ser buenos seres humanos. Educándome puedo mostrarle a mis hijos lo que está bien y está mal. Tambien puedo ayudarlos en sus tareas escolares y ahorrar dinero porque sino debería pagar lecciones particulares", comentó.
En una clase adyacente, Dhanshree escucha atentamente a su hija de 18 años, Babita, quien le explica la lección a ella y otras ocho mujeres. Dhanshree no está segura cómo la ayudarán las lecciones en sus tareas domésticas pero tiene una ambición: "algun día le escribiré una carta a mi marido".
Rameshwari Devi, otra ama de cada que concurre a la misma clase tiene las ideas más claras. "Las lecciones me han dado mucha confianza personal. Ahora sé que cuando voy a hacer las compras no me pueden trampear con el dinero. También firmo mi nombre en la tienda de raciones. Antes solo podía poner la impresión de mi pulgar en la tarjeta de racionamiento".
Uno de los éxitos del programa es que las madres alientan a sus hijas para ser voluntarias. Las jóvenes, a su vez, estimulan a sus madres que asistan a las clases.
El programa opera como "alfabetismo funcional" y trata de difundir conciencia ambiental, nociones de control de población, potenciación de las mujeres y qué es lo que eso significa en su existencia diaria.
El programa no dejó de tener sus dolores de dientes. "El trabajo inicial sobre el terreno fué tremendo. Para lograr el apoyo y compromiso de las comunidades fueron necesarias reuniones con interrogatorios de su parte sobre nuestros motivos", apuntó Asha Bansal, quién trabaja para el gobierno de Delhi.
Otra de las razones de la buena asistencia es que las clases están programadas a primera hora de la mañana o al atardecer, mientras las amas de casa toman sus lecciones despues de mediodía. Algunas veces las clases se interrumpen porque las mujeres deben ordeñar los búfalos.
Actualmente, se imparten 25.000 clases en toda la capital para estudiantes adultos que alcanzan a 250.000 personas. De los nueve millones que conforman la poblacion de Delhi, dos millones son analfabetos y el 50 por ciento son mujeres.
El exitoso programa de educación masiva en Delhi, conocido por su abreviatura hindi de DSSA, tiene previsto alfabetizar funcionalmente a un millón de personas y alentar a 300.000 niños que no van a la escuela o fueron expulsados que se alfabeticen.
"Finalmente, alfabetismo significa que los pobres de Delhi tengan una posibilidad de obtener trabajos mejor pagado y elevar sus condiciones de vida", señaló Regunathan. (FIN/IPS/tra- en/njb/kd/ego/pr).
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