Una familia turca con un niño de seis años nacido en Holanda será deportada en breve porque no existen pruebas "oficiales" de que haya residido en el país por más de seis años.
Una amnistía gubernamental para inmigrantes ilegales permite permanecer en el país a aquellos que demuestren haber trabajado legalmente en él más de seis años, aunque no tuvieran permiso de residencia.
La familia Gumus, que vivió en Holanda siete años, sólo puede presentar documentos que prueban que pagaron impuestos durante cinco años.
Los Gumus tienen su propio taller de arreglo de ropa, llamado Silvor Scissors, pero pese a tener un hijo holandés, un contrato de alquiler en regla y pagar IVA y otros impuestos, no se consideran en una situación "excepcional".
El caso provocó una fuerte reacción de la prensa. Varios políticos, incluso el alcalde de Amsterdam, se involucraron en el caso, y la escuela a la que asisten los niños lanzó una campaña para mantener a la familia en el país.
"No creo que sea justo. Esta familia aprovechó todas las oportunidades para llegar a algo y ahora las autoridades deciden echarla", manifestó el director de la escuela, Anja Versnel.
El problema surgió el año pasado, cuando el gobierno decidió otorgar la amnistía. Zekeriya Gumus, creyendo que el hecho de tener un hijo que asiste a la escuela desde hace seis años sería prueba suficiente, se reportó a la policía de inmigración.
Sin embargo, de acuerdo con la ley holandesa, sólo una inscripción en el registro de vivienda, formularios de impuestos, recibos de sueldo o certificados de seguro se consideran pruebas legales.
Zekeriya estuvo tres horas detenido en la estación de policía y luego se le dijo que su caso sería investigado. La decisión oficial fue que la familia debe abandonar el país.
"Estamos sumamente preocupados por los efectos de la deportación sobre los niños. El mayor de ellos asiste a esta escuela desde hace seis años y está muy preocupado porque no sabe hablar bien el idioma turco", señaló Versnel.
"Tenemos varios niños ilegales en nuestra escuela, y cuando ocurre algo como esto todos se preocupan y temen que lo mismo pueda pasarle a ellos", agregó.
Hasta el año pasado, los inmigrantes ilegales podían obtener empleos, pagar impuestos y enviar a sus niños a la escuela, pero ahora, bajo la nueva política de inmigración, se introdujeron reglas mucho más estrictas.
Samet, el menor de los hijos, nació en Amsterdam y su nacimiento fue registrado oficialmente, pero bajo las nuevas leyes, el hecho de nacer en el país no implica la obtención de la nacionalidad holandesa.
"El ministro de Justicia afirmó que no existen circunstancias excepcionales que impidan la deportación porque los niños no están lo suficientemente enraizados en la sociedad holandesa", explicó Alwin van Gelver, vecino de la familia.
"Esos niños hablan holandés, juegan con mis hijos, y el más pequeño nunca estuvo en Turquía. Realmente no sé de qué habla el ministro", manifestó.
Tal es la indignación creada en Pijp, el distrito de clase trabajadora donde viven los Gumus, que ya se recabaron miles de firmas en apoyo de la familia.
"Me sorprendió mucho la colaboración de los holandeses. Una de mis vecinas juntó más de 100 firmas para la petición", dijo Zekeriya. (FIN/IPS/tra-en/jvdr/fn/ml/pr/96