La Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Habitat II) culminará este viernes sin que se sepa cómo se generarán los recursos necesarios para llevar a cabo su plataforma de acción.
El mismo problema caracterizó a todas las megaconferencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebradas en esta década, y Habitat II no constituirá la excepción.
Este jueves, los negociadores intentaban aún lograr una redacción consensual de la Declaración de Estambul y el Plan de Acción Global, que destacará la necesidad de fondos "adecuados" de fuentes "públicas y privadas" a nivel nacional y mundial para mejorar las condiciones de vida en las ciudades.
En la Cumbre Mundial de Desarrollo Social realizada en marzo de 1995 se acordó la fórmula "20 y 20", según la cual los países industrializados se comprometieron a destinar 20 por ciento de la ayuda al exterior al desarrollo social a condición de que los países pobres destinasen el mismo porcentaje de sus propios presupuestos.
Pero en Habitat II, el clima económico caracterizado por una disminución de la asistencia al desarrollo y un ajuste presupuestal de los países donantes se manifestó claramente.
Además, los antecedentes de los gobiernos en cuanto al cumplimiento de los planes de acción de previas conferencias de la ONU alimentan el pesimismo reinante.
Los recursos para proyectos ambientales permanecen muy por debajo del objetivo cuatro años después de la llamada Cumbre de Río, y sólo una decena de países están cumpliendo los compromisos adoptados en la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de 1995, según un estudio de Social Watch publicado por el Instituto del Tercer Mundo, de Uruguay.
Sin embargo, hay diferencias claves entre los compromisos económicos de Habitat II y los de pasadas conferencias de la ONU.
En el marco de las restricciones de la ayuda al desarrollo, los documentos de Habitat II destacan la movilización local de recursos, una mayor participación del sector privado y nuevas asociaciones entre gobiernos centrales y locales y entre las propias comunidades locales.
La palabra "asociación" fue muy utilizada en esta conferencia. Esta semana, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) anunció una iniciativa de 10 millones de dólares destinada a impulsar la participación privada en proyectos urbanos en los próximos cinco años.
Holanda, Nueva Zelanda y Suiza prometieron contribuir al programa del PNUD. "La ayuda al desarrollo no es la única salida", y en realidad los recursos privados la superan actualmente como fuente de financiamiento, destacó esta semana Paolo Coppini, representante de Italia.
En realidad, lo ideal es lograr un equilibrio entre la asistencia al desarrollo, el apoyo del sector privado en áreas previamente restringidas a los gobiernos, y formas innovadoras de recaudar fondos a nivel local, coinciden los analistas. (FIN/IPS/tra-en/js/rj/ml/dv-pr/96)
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