La Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos -Hábitat II-, que proseguirá en esta ciudad turca hasta el día 14, ha evitado hasta el momento poner un precio a la masiva tarea de hacer que las ciudades sean un lugar donde se pueda vivir en el futuro.
Muchos expertos piensan que resulta un ejercicio fútil estimar el costo de programas de vivienda y de otros servicios urbanos, especialmente en las ciudades de los países más pobres, que están creciendo con gran rapidez en momentos en que las naciones ricas contraen su capacidad de ayuda al desarrollo.
El secretario general de Hábitat II, Wally N'Dow, dijo que la Organización de las Naciones Unidas no pedirá a los países industrializados -que aún no han alcanzado la meta prometida hace décadas, de asignar 0,7 por ciento del ingreso nacional a ayudar a los más pobres- que se hagan cargo de estos programas.
Por otra parte, no todo el mundo piensa que los servicios urbanos básicos están fuera de la capacidad de pago de los países pobres.
El Banco Mundial -primera fuente crediticia internacional- está proponiendo en Estambul una serie de soluciones a las necesidades del financiamiento urbano, que presenta como "más baratas de lo que suele pensarse".
"Según nuestra opinión, las experiencias más recientes demuestran que el desarrollo urbano puede hacerse de forma accesible para todos", dijo el director gerente del Banco, Caio Koch-Weser.
El Banco Mundial estima que el costo de proveer servicios esenciales a los sectores urbanos pobres -agua pura, saneamiento y caminos- es "perfectamente accesible" y exige destinar entre 0,2 y 0,5 por ciento del producto interior bruto de un país a lo largo de 15 años.
Además de recomendar que se confíe en mayor medida en los ejecutores eficientes del sector privado, el Banco sugiere que se abran oportunidades para el subestimado potencial empresarial y financiero de las comunidades locales de usuarios.
La mala condición del agua potable recarga los costos de la vida en Jakarta, la capital de Indonesia, con un innecesario gasto de 300 millones de dólares anuales en servicios de salud.
Lo mismo ocurre en Bangkok y Kuala Lumpur por las malsanas consecuencias de la contaminación, donde un gasto extra de 5.000 millones de dólares en salud insume un décimo de los recursos sumados de ambas ciudades.
La ausencia de transportes urbanos accesibles hace que dos tercios de los habitantes de los barrios marginales de Nueva Delhi tengan que caminar hasta sus trabajos, mientras que en Ecuador, muchos padres pobres deben sacar a sus hijas de las escuelas por falta de transportes seguros.
Resulta más barato de lo que muchos creen, sin embargo, proveer de servicios a los barrios pobres.
El Banco Mundial ha estimado las diferencias existentes entre el costo de proveer todos los servicios -agua medida para cada casa, saneamiento, calles pavimentadas y drenajes apropiados- y el costo de los servicios básicos, tales como un pico de agua a 250 metros de una casa, pozos negros calles rústicas.
Con cálculos de costo por persona, tanto para Africa como para Asia y América Latina, las diferencias oscilan entre un quinto y un sexto de los servicios completos, si se opta por proporcionar servicios básicos.
En Indonesia, más de 15 millones de habitantes urbanos de bajos ingresos se están beneficiando de un proyecto financiado por el Banco Mundial que combina iniciativas locales con programas oficiales de desarrollo urbano para mejorar la calidad de vida, con una inversión de apenas 23 dólares por persona.
La confianza del Banco en la capacidad de pago de los pobres encontró apoyo en Ela Bhatt, miembro del Banco de Mujeres Por Cuenta Propia, que ha hecho funcionar proyectos de financiamiento a sectores de bajos ingresos.
"Los pobres son los mejores pagadores si reciben servicios de calidad", dijo Bhatt, que este martes recibió en el marco de la Conferencia uno de los premios otorgados a las "mejores prácticas" por su trabajo en organizar a mujeres urbanas microempresarias en India. (FIN/IPS/tra-en/mu/rj/arl/pr-dv/96)