El Banco Mundial, apremiado por demandas de algunos de sus críticos más severos, aceptó estudiar el impacto de sus programas de ajuste estructural (SAPs) en países pobres.
Tras una propuesta formulada por un grupo de organizaciones no gubernamentales (ONGs), en su mayoría nórdicas, el titular del banco, James Wolfensohn, dió luz verde para realizar un estudio conjunto de la institución con las ONGs sobre los SAPs.
"Quiero embarcarme en este proceso exploratorio no para descubrir quién tenía razón y quién estaba equivocado sobre el impacto social de ajuste", expreso Wolfensohn en una carta a Development GAP, que lidera a las demás ONGs en la propuesta de la revisión. IPS obtuvo una copia de la misiva con fecha 9 de abril.
Admitiendo que el ajuste ha sido un proceso "más lento, más difícil y más doloroso de lo que el banco reconoció en un principio", Wolfensohn dijo que estaba buscando una manera diferente "de hacer negocios en el futuro".
Activistas de desarrollo y un creciente número de importantes economistas culpan a los SAOs, que promueven políticas de absoluta libertad de mercado, de intensificar en lugar de aliviar la pobreza en la mayor parte de Africa, América Latina, el Caribe y partes de Asia.
El banco, que ha promovido los SAPs por 16 años, financiará parcialmente el estudio durante un año.
El esquema básico del estudio fué fijado en reuniones realizadas en abril y mayo entre ONGs y personal técnico del banco, incluyendo su principal economista Michael Bruno. Los lineamientos y objetivos del estudio fueron acordados en abril, como indicó la carta de Wolfensohn que, básicamente, adoptó las propuestas de las ONGs.
Wolfensohn dijo que su propósito es asegurar que los programas de reforma económica "hacen su máxima contribución a la reducción de la pobreza, que apreciamos totalmente el impacto de las reformas en distintos grupos sociales, promovemos medidas que estrechan las diferencias de ingresos y alentamos a los gobiernos a consultar y discutir sobre reformas políticas con la sociedad civil".
Además del impacto social del ajuste, el estudio examinará temas cruciales como privatizaciones, liberalización del comercio, política monetaria, restricción de salarios y desrregulación, señalo Doug Hellinger, de Development GAP.
Está previsto que este verano un grupo de ONGs nórdicas y meridionales se reuna con funcionarios del banco para acordar 12 países piloto y la metodología a seguir, apuntó Hellinger.
"Wolfensohn dijo en su carta que era favorable a una metodología que enlace macroeconomía con estudios caseros, consultas locales y observaciones", agregó.
La segunda parte consistirá en estudios de países con la participación de las misiones residentes del banco, ONGs locales, docentes y un amplio espectro de sociedad civil. Hellinger dijo que esa fase podría iniciarse en primavera.
La tercera etapa será un retorno a Washington, en el verano de 1997, para sintetizar los estudios en los países piloto.
En representación del banco a nivel internacional estará su departamento de Operaciones Evaluativas. Sus misiones residentes cubrirán los estudios de países. Para las ONGs, será creado un comité compuesto por seis organizaciones del norte y otras tantas del sur, pero Hellinger no pudo detallar su extensión geográfica.
Si el comité está compuesto con los 31 miembros de los grupos que firmaron la propuesta original al banco, no habrá representación de Africa, a la cual se considera la más afectada por los ajustes estreucturales.
Los firmantes de la propuesta provienen de Asia, América Latina, Norteamérica y Europa.
Hellinger describió el estudio como la evidencia que "existe un reconocimiento en los más altos niveles del banco que los SAPs en muchos casos fueron inadecuados".
"No quiero ir más lejos y decir que el banco está buscando una salida alternativa. Confiamos que cuando concluya el estudio, haya cambiado su modalidad", agregó. (FIN/IPS/tra-en/ru/yjc/ego/if).
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