El tren europeo reanudo este fin de semana su camino en esta ciudad del norte de Italia hacia la integración económica y monetaria, interrumpido por la crisis de las "vacas locas".
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) superaron ese problema rápidamente en un desayuno que precedió el viernes al inicio de la cumbre, con lo cual Italia logró superar un obstáculo que podría haber frenado la reunión.
De esta manera, pudieron dedicarse las 48 horas de la cumbre de Florencia a tratar los temas que estaban en la agenda, que no incluía oficialmente al problema de las "vacas locas", aunque su presencia era mas que evidente.
En el primer lugar de la tabla pusieron el problema de los 19 millones de europeos desempleados, para lo cual acordaron entregar una importante suma de dinero -1.224 millones de dólares- para la construcción de carreteras transeuropeas que permitan la creación de puestos de trabajo.
En la rueda de prensa conclusiva, el jefe del gobierno de Italia, Romano Prodi, dijo que el Consejo Europeo, una vez resuelto el problema de las "vacas locas", logró poner "el capítulo ocupación en primera página".
Todos "los complejos artículos para la reactivación de la ocupación estuvieron en el centro de la Conferencia", dijo Prodi, al hacer un balance de la cumbre junto al presidente de la Comision Europea (órgano ejecutivo de la UE), Jacques Santer, y del ministro italiano de Relaciones Exteriores, Lamberto Dini.
Los tiempos del desempleo son largos, afirmó Prodi, pero en todo caso en Florencia se pusieron las bases para ayudar a una inversión de tendencia y establecer las direcciones en las cuales proceder.
"Tengo todos los elementos para estar satisfecho", declaró Santer, quien calificó como un "gran éxito" la presidencia italiana de la UE y confirmó que el tema prioritario del Consejo fue la lucha contra el desempleo.
Los líderes europeos se comprometieron a acelerar los trabajos iniciados en la Conferencia Intergubernamental para la revisión del Tratado de Maastricht, celebrada en marzo en la ciudad italiana de Turín, para concluirlos dentro de un año.
La nueva Europa que diseñará la Conferencia deberá estar más cerca de los ciudadanos, señala la declaracion final de Florencia, e intensificará el trabajo en la búsqueda de una política exterior y de defensa comunes.
Al mismo tiempo, cambiarán la estructura de esta vieja casa europea en vista a la llegada de nuevos inquilinos, porque antes del término de este siglo los actuales 15 miembros de la UE pasarán a ser 20 o 25, con el ingreso de los paises de Europa central y oriental, además de Malta y Chipre.
La cumbre confirmó también el camino diseñado en la ciudad holandesa de Maastricht en 1991, para llegar a la tercera y última fase de la integración europea, la Unión Económica y Monetaria, que se iniciará el 1 de enero de 1999.
La reunión de Florencia no bajó la altura de los obstáculos que deberán superar los países que deseen entrar en esta fase: un déficit fiscal inferior a tres por ciento de producto interno bruto (PIB) y una deuda pública inferior al 60 por ciento del PIB.
La presidencia italiana, como también esta cumbre, fue ampliamente elogiada por todos los líderes europeos, comenzando por el jefe del gobierno alemán, Helmut Kohl, y el presidente francés, Jacques Chirac, quienes coincidieron en que había sido excelentes.
Particular satisfacción expresó también el primer ministro de Gran Bretaña, John Major, quien se llevó de regreso a su país un acuerdo que representa el inicio del fin del embargo de la carne británica.
Italia entregó en esta conferencia de Florencia la presidencia a Irlanda, que la asumirá a partir del 1 de julio. (FIN/IPS/jp/ag/ip/96)
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