La noticia del arresto de una niña blanca de 13 años por un ataque incendiario contra una iglesia negra casi centenaria en Carolina del Norte, seguramente no calmará la tormenta política causada por la quema de 34 iglesias integradas o afroamericanas en los últimos seis meses.
La noticia se conoció el lunes a raíz del interrogatorio por parte de la policía de tres individuos blancos en Texas, supuestamente vinculados a otro ataque incendiario contra una iglesia negra de Greenville, perpetrado el domingo último.
El atentado a la Iglesia Presbiteriana Matthews-Murkland en Charlotte, Carolina del Norte, ocurrido el jueves pasado, fué el ultimo de una serie de incendios devastadores. El presidente Bill Clinton condenó el sábado los ataques.
"No tenemos evidencias de una conspiración nacional, pero está claro que la hostilidad racial es la fuerza motriz detrás de esa cantidad de incidentes", expresó Clinton en su alocución semanal por radio a todo el país.
Según un centro de estudios sobre crímenes abominables, las acciones con bombas incendiarias, que hasta ahora habían estado confinadas a los estados del sur, son obra de grupos que postulan la supremacía racial blanca.
El Centro para la Renovación Democrática (CDR) con sede en Atlanta, Georgia, descubrió que muchos de los arrestados en conexión con los ataques incendiarios eran miembros de grupos como Facción Aria, Skinheads (cabezas rapadas) por Justicia Blanca y Ku Kluz Klan.
Los atentados han hecho temer el resurgimiento de la violencia racial en los años '50 y '60, cuando las iglesias negras fueron metódicamente tomadas de blanco por el Ku Klux Klan.
En su alocución radial, Clinton recordó la infame bomba incendiaria contra una iglesia de Birmingham, Alabama, que causó la muerte de cuatro niñas.
"No debemos permitir que esto vuelva a ocurrir", dijo el presidente. "Cada familia tiene derecho a esperar que cuando va cada semana a una iglesia, sinagoga o mezquita, encontrará una morada de la fé, no los restos carbonizados de un acto de odio perpetrado por cobardes durante la noche".
Las iglesias han sido tradicionalmente el centro del compromiso político de los afroamericanos en el Sur. Clérigos, incluyendo Martin Luther King, lideraron el histórico movimiento por los derechos civiles de los años '50 y '60 desde los púlpitos y alinearon sus congregaciones en un poderoso movimiento político.
Muchos analistas consideran que los recientes ataques son un indicio del deterioro del clima racial, causado en parte por la inseguridad económica. "La difusa ansiedad económica está empujando a la gente a buscar chivos emisarios", declaró Ron Daniels, director del Centro de Derechos Constitucionales (CCR) con sede en Nueva York.
El Consejo Nacional de Iglesias (NCC), que agrupa a las principales denominaciones protestantes en Estados Unidos, anunció el lunes el lanzamiento de una campaña de dos millones de dólares para ayudar a la reconstrucción de templos negros que fueron objeto de atentados incendiarios.
Según el NCC, la reconstrucción de cada una de las iglesias quemadas costará un promedio de 80.000 dólares.
Una prominente denominación protestante, la Iglesia Unida de Cristo (UCC) formuló un llamamiento al congreso para que adopte una fuerte posición bipartita contra el creciente número de incendios a los cuales llamó "una crisis moral nacional".
"Cada uno de esos incendios es una tragedia doble, porque el fuego en una iglesia afroamericana daña no solo la casa de Dios sino tambien el centro vital de la comunidad local afroamericana", declaró Valerie Russell, una alta funcionaria de la UCC.
Clinton dijo que más de 200 agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y el Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (BAFT) están trabajando para resolver esos crímenes en cooperación con funcionarios locales y regionales.
También respaldó una medida que facilitará a las autoridades federales establecer sus jurisdicciones respecto a esos crímenes.
Sin embargo, grupos de derechos humanos y eclesiásticos no están conformes hasta ahora con la reacción oficial y lanzaron sus propias iniciativas.
El CCR está organizando demandas judiciales contra los responsables de los incendios de iglesias y otros crímenes abominables similares. En una declaración formulada el lunes expresó que "Estados Unidos no deben tolerar una actitud pasiva respecto a la violencia basada en el odio".
"Creemos que estos incendios de iglesias son parte de una amplia conspiración para infligir terror e intimidar a la comunidad negra", expresó el CCR.
El CDR ha documentado uno o dos incendios de iglesias por año entre 1972 y 1993. Al año siguiente, el número de iglesias quemadas se elevó a 15. El año pasado la entidad informó sobre 18 incidentes.
"No estaremos satisfechos hasta que el 100 por ciento de los incendios quede resuelto y sus autores llevados ante la justicia", dijo el secretario del Tesoro, Robert Rubin, a funcionarios eclesiásticos, incluyendo 60 ministros negros, durante una reunión realizada el lunes en Washington.
El CDR y parte de la cleresía negra ha cuestionado la urgencia de los esfuerzos federales, particularmente a raíz de revelaciones que algunos agentes asignados a la investigación tomaron parte en demostraciones racistas como Good Ol'Boys Roundupt en Tennessee.
También se informó que los investigadores pidieron a los funcionarios eclesiásticos la entrega de los archivos de las iglesias así como sus declaraciones financieras como parte de sus pesquisas.
"Con unánime desaliento comprobamos que las investigaciones se han concentrado en párrocos y pastores, sugiriendo que prendieron fuego a sus propias iglesias", se quejó John Campbell, secretario general del NCC, quien ha exigido al gobierno que tome seriamente la posibilidad de que exista un nexo en los ataques.
"Si no es una conspiración formal, hay una conexión", dijo respecto a los atentados. "Esos crímenes tienen un motivo racial", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/mb/jl/ego/hd-cr).
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