Una esperanza de paz se ha abierto en el País Vasco, cuyo próximo paso está en manos de la organización separatista ETA.
ETA deberá responder la próxima semana a los partidos que representan al 85 por ciento del electorado, a sindicatos y movimientos pacifistas de esa región del norte de España, que para comenzar a dialogar le reclaman la ampliación de una tregua y la liberación de un secuestrado.
La organización anunció a principios de esta semana su voluntad de negociar con el gobierno español y puso sobre la mesa una tregua unilateral de siete días, como muestra de buena voluntad.
La respuesta le llegó de manera pública desde la "Mesa de Ajuria Enea", constituida por todos los partidos políticos vascos con excepcion de Herri Batasuna, una coalición próxima a ETA.
En primer lugar, le dijeron, para hablar de verdadera tregua ETA debe liberar a un funcionario de prisiones que mantiene secuestrado desde el 17 de enero y, además, ampliar considerablemente el plazo, ya que en una semana es imposible comenzar a dialogar.
ETA debe contestar ahora si prorroga la tregua y si está dispuesta a liberar al funcionario José Antonio Ortega Lara. Su respuesta demostrará si realmente tiene interés en negociar, o si su oferta es una mera acción de propaganda, como afirmaron fuentes gubernamentales al conocerla.
Las negociaciones con ETA han sido periódicas desde que se inició la democratización española, tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
Algunas dieron resultado y llevaron a la amnistía de presos e incluso a la integración en la legalidad de ETA Político-Militar, una de las dos fracciones en las que se dividió esa organización en los últimos años del franquismo.
Pero las negociaciones con la otra fracción, y única existente ahora, ETA Militar, sólo lograron una tregua mientras se reunían en 1989 en Argel sus representantes con Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad en el gobierno de Felipe González.
Esas negociaciones fracasaron y fueron rotas por ETA. Antes y después el gobierno español y la organización separatista vasca siguieron en contacto.
Desde 1989 las cosas han variado. ETA sufrió varios golpes, con la detención de su cúpula y el apresamiento de comandos. Además, el gobierno logró cerrar el cerco en Europa, con la firma de un acuerdo que impedirá a los etarras refugiarse en otros países europeos.
También negoció convenios con México y Venezuela, que le permiten pedir la extradición de etarras, algo que ya logró con el primero, lo que le permitió trasladar a Madrid a un dirigente de la organización ilegal.
ETA demostró que puede secuestrar y mantener un año secuestrado a un empresario hasta obligarlo a pagar un rescate, cometer atentados en pleno corazón de Madrid y atentar contra las más altas personalidades del Estado.
Asimismo, evidencia una gran capacidad de recuperación al reconstituir en pocas semanas los comandos desarticulados por la policía.
Fuentes del nacionalismo vasco moderado señalan que en los sectores juveniles radicalizados ETA tiene una cantera para el reclutamiento, con cientos de jóvenes a la espera de ser convocados.
Pero quizás la variación más importante es el surgimiento de fuertes movimientos pacifistas vascos. En la actualidad no pasa un día sin que alguno de esos movimientos se manifieste públicamente en las calles vascas, pidiendo el cese de la violencia.
En relación a la última oferta de ETA, los grupos pacifistas vascos, incluyendo uno próximo a esa organización, Elkarri, le reclaman que acepte las condiciones de Ajuria Enea.
Jonan Fernández, coordinador de Elkarri, señala que "hay materia para poder avanzar" hacia la paz.
Los dos sindicatos vascos mayoritarios llamaron este viernes a ETA para que prorrogue la tregua unilateral y al gobierno español para que responda al pedido etarra de negociación, con los pasos necesarios para iniciar el proceso de diálogo.
El presidente del gobierno autónomo vasco, José Antonio Ardanza, del Partido Nacionalista Vasco, y que gobierna en coalición con los socialistas, expresó que existe una atmósfera esperanzadora que no existía desde 1989.
Ardanza añadió su temor de que ETA no lo valore bien y vuelva a proceder como en 1989, rompiendo las negociaciones.
El principal escollo está en lo que cada parte estaría dispuesta a negociar. ETA quiere como interlocutor al gobierno central, negociar de igual a igual y que se reconozca el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco.
El gobierno del centroderechista José María Aznar y los dos principales partidos de oposición, el socialista y el comunista, consideran que sólo cabe negociar la entrega de las armas por ETA y la aplicación de medidas de gracia para el reintegro de los etarras a la sociedad, pero en ningún caso la autodeterminación.
Y todo ello con la condición expresa de que para hablar primero ETA debe liberar al secuestrado y suspender toda acción violenta.
En pocos días se sabrá la respuesta etarra. Si resuelve no prorrogar la tregua, se abrirá una dura etapa de atentados, a la vez que, además de la acción policial, es previsible que se aprueben leyes contra la acción pro ETA de organismos legales.
Si, respondiendo a la apelación de Ajuria Enea, organizaciones no gubernamentales y los sindicatos, amplía la tregua, se estará asistiendo al principio de una larga negociación sobre cuyos resultados nadie se atreve a aventurar pronósticos. Aunque la mayoría quiera que la violencia llegue a su fin. (FIN/IPS/td/ag/ip/96