Comisiones Obreras (CC.OO.), la central de trabajadores española de orientación comunista, ingresó hoy a la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), de tendencia socialdemócrata.
Opositora al régimen franquista, CC.OO. surgió en 1964 como comité de trabajadores en diversas actividades, en especial la de minería y el metal, hasta que en 1967 quedó conformada a nivel nacional, con Marcelino Camacho como secretario general.
CC.OO., que no pertenecía a ninguna de las tres organizaciones mundiales existentes (CIOSL, la democristiana Confederación Mundial de Trabajadores y la comunista Federación Sindical Mundial), abandonó su neutralidad en su último Congreso para adherir a la CIOSL.
La CIOSL es la mayor organización sindical internacional, con 127 millones de trabajadores de 136 países. Entre sus federaciones filiales se cuenta la otra gran central española, la Unión General de Trabajadores (UGT), de orientación socialista, que apoyó el ingreso de CC.OO.
El Comité Ejecutivo de la CIOSL aprobó este lunes en Bruselas la afiliación de CC.OO., que el martes participará del XVI Congreso de la Confederación a través de una delegación encabezada por su secretario general, Antonio Gutiérrez.
Gutiérrez se desempeña desde 1987 como secretario general en sustitución del fundador de la central, Camacho, cuya trayectoria se confunde con la historia de CC.OO.
Varias veces encarcelado por el franquismo, Camacho fue condenado a veinte años de prisión en diciembre de 1973, en el denominado Proceso 1.001, junto a otros nueve dirigentes sindicales.
Tras la muerte de Franco, todos ellos quedaron en libertad por una amnistía dispuesta por el gobierno presidido entonces por Adolfo Suárez.
En 1976, Camacho fue elegido diputado nacional, al figurar segundo en la lista encabezada por el secretario general del PCE, Santiago Carrillo, con quien se enfrentaría años más tarde.
Camacho ejerció la doble función de diputado y titular de Comisiones hasta 1981, en que renunció a su banca legislativa. Reelecto en CC.OO. en 1987, propuso al joven dirigente Antonio Gutiérrez como su sucesor.
Nueve años después, a comienzos de 1996, Camacho fue apartado de la presidencia de honor de CC.OO., tras apoyar a un sector que pretendía disputar a Gutiérrez la secretaría general.
Las críticas de Camacho se centran en el acercamiento de CC.OO. a los postulados socialdemócratas y el alejamiento del dogma marxista. En el plano político, Camacho apoya al coordinador de Izquierda Unida y líder del Partido Comunista Español (PCE), Julio Anguita, crítico de la gestión de Gutiérrez.
Gutiérrez y Anguita mantienen una disputa debido a los intentos del dirigente comunista por someter la conducción de CC.OO. a la estrategia política del PCE, opuesta a cualquier acercamiento con los socialdemócratas.
En los últimos momentos de su actuación como secretario general de UGT, Nicolás Redondo, distanciado del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de su líder, Felipe González, perfiló un entendimiento con Gutiérrez y CC.OO. que ha sido continuado por su sucesor, Cándido Méndez.
Las últimas huelgas generales, e incluso muchos de los paros sectoriales, fueron acordados por las dos centrales, bajo el lema de "unidad en la acción".
Gutiérrez y Méndez sostienen que ambas organizaciones sindicales marchan hacia la unidad y que más tarde o más temprano, sólo habrá una gran central obrera española. El ingreso de CC.OO. a la CIOSL parece confirmar ese objetivo. (FIN/IPS/jc/ff/lb/96).
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