Se han verificado progresos en el empeño de llevar la educación a los habitantes de todo el mundo, pero aún subsisten obstáculos para avanzar hacia la meta de "Educación para Todos", concluyeron los participantes en una conferencia internacional clausurada hoy en la capital de Jordania.
Con ocasión de la reunión de mitad de la década del Foro Consultivo Internacional Educación para Todos (EPT), se juntaron en Ammán más de 200 altos responsables del área de educación en todo el mundo, entre ellos 30 ministros o viceministros, e incluso la vicepresidenta de Uganda.
El encuentro se propuso pasar revista a los avances logrados desde la primera conferencia, celebrada en Jomtién (Indonesia) en marzo de 1990, donde se postuló detener el analfabetismo y extender la educación básica a toda la humanidad en el año 2000.
En la sesión final se abrió una brecha entre los países en desarrollo y los gobiernos e instituciones que prestan ayuda material, en relación con la necesidad de extender las metas educativas, pues los delegados del Sur pusieron énfasis en las dificultades económicas y financieras.
Los donantes de ayuda, en cambio, requirieron la realización de planes nacionales, con nuevas formas de colaboración del sector privado y una reasignación de los fondos presupuestarios.
Sin perjuicio de reconocer que el analfabetismo ha descendido desde 1990, y que son menos los niños que no concurren a una escuela, los delegados subrayaron el hecho de que las mujeres y las niñas aún sufren discriminación en el acceso a la educación.
Además señalaron que la conferencia no se centró como debía en el problema del analfabetismo de los adultos.
"Los números pueden resultar muy buenos en el papel, pero lucen diferentes en el terreno", dijo la vicepresidenta de Uganda, Speciosa Wandira Kazibwe, quien fue la persona de más alto rango presente en la conferencia.
Junto con los delegados de Brasil y Pakistán, Kazibwe destacó los defectos de la educación básica tradicional, que la vuelven incapaz de preparar a los jóvenes para defenderse en condiciones económicas adversas, como son las que ahora prevalecen en la mayoría de los países en desarrollo.
"En mi país los analfabetos sobreviven mejor, porque el alfabeto y la operación de sumar uno más uno no enseñan a la gente a cultivar papas. La alfabetización significa muy poco cuando la gente no puede hacer dos comidas al día", observó Kazibwe, una médica de suave hablar.
La delegada del gobierno de Pakistán, Shehnaz Wazir Alí, recordó que, así como se requieren 6.000 millones de dólares para poner a todos los niños de la Tierra en la escuela, el mundo gasta más de un billón de dólares en defensa cada año.
El vicepresidente del Banco Mundial, Armeane Choksi, precisó sin embargo que las instituciones financieras internacionales no han forzado a los países en desarrollo a reducir el gasto en educación y salud cuando aplican programas de ajuste estructural.
"Todo lo contrario", dijo Choksi a IPS. "La política del Banco Mundial consiste en aconsejar a los gobiernos que no recorten los servicios sociales para equilibrar sus presupuestos".
Brasil logró forjar, después de la conferencia de Indonesia, "un compromiso político y social con la educación básica", tal como informó Edson de Souza, jefe de gabinete del Ministerio de Educación, quien sin embargo reconoció que "aún debemos hacernos responsables, controlando los resultados en la población".
El mayor defecto de los programas de alfabetización, según De Souza, es que no proporcionan a los alumnos ninguna capacitación que les reporte beneficios inmediatos.
Kazibwe recordó que las cifras parecen bien en relación con los niños, pero que la meta fijada en Indonesia en 1990, de dar educación para todos hacia el año 2000, "ahora podría resultar inalcanzable, teniendo en cuenta que aún hay 960 millones de personas analfabetas, entre 15 y 65 años de edad".
La delegada ugandesa destacó, además, que dos tercios de esas personas son mujeres. (FIN/IPS/tra-en/ak/mk/arl/ed/96)