El mensaje del frente de la cooperación para el desarrollo es claro y desalentador. Los fondos aún fluyen del Norte hacia el Sur, pero la cantidad se reduce a igual ritmo que el respaldo público de la idea.
En un seminario celebrado este jueves en el parlamento belga en Bruselas, varios expertos se refirieron a las causas del cambio de actitud y la caída de los números.
Bruce Jenks, director en Bruselas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que organizó el seminario, dijo que el nivel de asistencia oficial al desarrollo (AOD) como porcentaje del producto interno bruto (PIB) representa ahora 50 por ciento de lo que era 20 años atrás.
En promedio, la AOD de países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha disminuido en los últimos años, dijo Jenks, y advirtió que la cooperación para el desarrollo, hija de la guerra fría, podría desaparecer ahora, una vez finalizado el conflicto Este-Oeste.
Ideológicamente, la idea de la ayuda como transferencia de recursos es cada vez menos popular, crece la confianza en las asociaciones y la inversión privada, y la percepción pública sobre el desarrollo es más de tipo "blanco y negro", dijo el director.
Pero en última instancia, señaló, debería ser el contribuyente quien determine el futro de la cooperación para el desarrollo.
Bernard Wood, director del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, admitió la reducción de la AOD, aunque cuestionó las cifras citadas por Jenks.
Lo más preocupante, destacó Wood, es que los países que lograron solucionar sus problemas presupuestales "no restauraron el crecimiento de su AOD", y añadió que "el mensaje parece ser 'reduzca su AOD"'.
El principal motivo para el cambio fue el vuelco radical de Estados Unidos, que acuñó el concepto de ayuda al desarrollo y durante largo tiempo fue el mayor contribuyente.
En 1994, Washington gastó 0,15 por ciento de su PIB en ayuda, mientras su gasto equivale ahora a la mitad del de Japón y a un tercio del de Europa.
No obstante, Wood cree que la cooperación al desarrollo podría sobrevivir el fin del siglo XX, y señaló que, mientras en el caso de Estados Unidos la guerra fría jugó un papel de importancia inusual en el condicionamiento de la ayuda, Europa y Japón estuvieron más motivados por factores puramente económicos.
Japón y Europa tendrán, a través de la AOD, "un medio de jugar un papel mundial sin ser superpotencias militares", señaló el experto, y subrayó que la ayuda debe orientarse hacia la autogestión.
El ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, dijo que cualquier proceso de desarrollo debe estar en manos de la gente mediante un proceso democrático, aunque se hace necesario "democratizar la democracia".
Según Aristide, "la miseria amenaza cualquier clase de estabilidad política y por lo tanto una mayor igualdad económica es la precondición para la democracia real".
Representantes de la Unión Europea (UE) subrayaron que Europa ha sido hasta ahora el mayor donante del mundo, pero que la Comisión Europea ni siquiera ha sabido comunicar este hecho a su propio público.
"Nuestros esfuerzos de desarrollo son desconocidos", dijo Colette Flesch, directora general de información de la Comisión Europea.
Otro funcionario de la Comisión Europea, Steffen Smidt, dijo que la cooperación para el desarrollo es el precio que la UE debe pagar, y que debe ser aceptada "como una necesidad moral".
Roberto Savio, secretario general de la Sociedad para el Desarrollo Internacional, señaló que la crisis de la cooperación para el desarrollo es, en primer lugar, una crisis política.
"La comunidad de intereses políticos entre el Norte y el Sur que existía en las décadas de 1960 y 1970 ha desaparecido. El fin de la guerra fría no trajo consigo el esperado dividendo de paz, sino que dio inicio a la era de la globalización", dijo Savio.
"En esta era la gente cree que debemos desvincular el comercio del desarrollo, y que la globalización salvará automáticamente el problema del desarrollo", añadió.
Pero Savio, quien también es director general de la agencia de noticias IPS, dijo que, como revelan las estadísticas, la globalización no es una alternativa a la cooperación para el desarrollo, como algunos creen. Por el contrario, ha aumentado la brecha entre ricos y pobres. (FIN/IPS/tra-en/jvd/fn/lp/dv-ip/96)