El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sostuvo hoy que la comunidad internacional fracasó, pues no convirtió los "dividendos de la paz" generados tras el fin de la guerra fría en asistencia a los países en desarrollo.
"La esperanza de que el 'dividendo de la paz' se dirigiera al desarrollo fue vana", dijo la agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su informe anual, "Progreso de las Naciones", difundido este martes.
Unicef estimó que los presupuestos militares nacionales en todo el mundo cayeron 25 por ciento desde el fin de la guerra fría a fines de la década del 80, lo que generó un "dividendo de la paz" de alrededor de 250.000 millones de dólares anuales.
"Pero la asistencia al desarrollo aumentó solo mil millones de dólares por año en términos reales", se lamentó Unicef.
Otra de las grandes agencias de ONU, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sostuvo el año pasado que la desaparición de los "dividendos de la paz" era uno de los grandes misterios mundiales.
El PNUD informó que el gasto militar mundial se redujo a un promedio anual estimado de 3,6 por ciento entre 1987 y 1994, lo que generó un "dividendo de paz" acumulado de 935.000 millones de dólares.
De esa suma, 810.000 millones de dólares correspondían a países industrializados y 125.000 millones a naciones en desarrollo.
"Pero es difícil rastrear el destino de esos fondos. No existen vínculos claros entre la reducción del gasto militar y el aumento de dinero dirigido al desarrollo humano", según el PNUD.
Unicef agregó que, por otra parte, las naciones ricas efectuaron recortes adicionales a su asistencia al desarrollo, que, en total, se redujo a 0,3 por ciento de los productos internos brutos (PIB) de esos países, "el nivel más bajo en 20 años".
Desde 1970, cuando la ONU fijó una meta de 0,7 por ciento de los PIB nacionales para la asistencia oficial al desarrollo, como se denomina a la aportada por gobiernos y entidades públicas, sólo cuatro países de Europa septentrional (Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia) alcanzaron ese objetivo.
Ese compromiso fue reiterado en 1992, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (llamada también "Cumbre de la Tierra") celebrada en Río de Janeiro.
Inge Kaul, directora de la Oficina de Estudios de Desarrollo del PNUD, dijo a IPS que la reducción de la asistencia oficial al desarrollo obliga a la adopción de nuevos tipos de cooperación internacional.
"La ONU procura no solo recursos financieros, sino también intelectuales, o sea una unión entre los políticos y los académicos", explicó.
Kaul sostuvo que la necesidad de ayuda es continua, por lo cual la alternativa que se plantea ante la comunidad internacional no es entre abandonar o no los aportes sino cómo aumentar su eficacia y eficiencia.
En su informe anual de 1996, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con sede en París informó que Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia todavía brindan al desarrollo una proporción considerablemente mayor de sus respectivos PIB que el resto de los países industrializados.
Noruega, que destinaba 1,05 por ciento de su PIB a asistencia oficial al desarrollo en 1994, es el país que figuraba entonces a la cabeza de la lista.
En el otro extremo, Estados Unidos cayó detrás del resto de los países industrializados, pues sólo brindaba 0,15 por ciento de su PIB. Por otra parte, 80 por ciento de esos fondos se dirigían a Israel y Egipto.
Casi dos tercios del total de asistencia oficial al desarrollo brindado por los países industrializados en 1994, 59.100 millones de dólares en total, procedieron de Japón, Estados Unidos, Francia y Alemania.
Japón fue el principal país donante, con 13.200 millones de dólares, y Estados Unidos se ubicó en segundo lugar, con 9.900 millones.
Unicef afirmó que la asistencia oficial al desarrollo asciende a un promedio de 73 dólares por habitante de los países industrializados.
Los dinamarqueses son, en ese sentido, los más generosos, pues aportan 278 dólares cada uno al año, seguidos por los noruegos, con 264, y los suecos, con 209 dólares.
Cada canadiense brinda 77 dólares al año, más del doble que los estadounidenses, que aportan 38. Por otra parte, los japoneses (106 dólares) donan casi el doble que los británicos (55) y los aportes de los holandeses (163) casi duplican a los de los alemanes (84 dólares).
El informe de Unicef sostiene que el creciente flujo del sector privado alivió la caída de la asistencia de los gobiernos, pero acotó que la mayor parte de ese capital se dirige a las dinámicas economías de sudeste de Asia.
De los 45.000 millones de dólares que involucró la inversión directa al desarrollo procedente de empresas privadas en 1994, sólo 2.000 millones se radicaron en Africa.
La agencia de ONU observó que, a primera vista, esa desigualdad estaría compensada por el aumento gradual de 30 por ciento en la asistencia oficial al desarrollo destinada a los países de Africa subsahariana.
Sin embargo, agregó, la mayor parte de esta ayuda se brinda en forma de reestructuración y alivio de deuda externa.
"Esto permite que los niveles de asistencia se mantengan en niveles más altos de lo que habrían alcanzado de otro modo, sin costos extraordinarios, pero no significa dinero fresco para invertir en desarrollo", según Unicef.
"El alivio de la deuda concita ahora entre 10 y 20 por ciento de la ayuda, lo que significa que una parte importante de la asistencia oficial al desarrollo nunca abandona los libros de cuentas de los departamentos financieros de los países donantes", agregó la agencia.
Casi dos tercios de la ayuda aportada por Portugal en 1993 fue canalizada en forma de alivio de deuda. En cuanto a Italia, esa proporción fue de casi un tercio.
Unicef informó que, en cambio, aumentó la asistencia al desarrollo brindada por organizaciones no gubernamentales, lo que da un poco de brillo a un panorama que, de otra forma, sería sombrío.
Las estimaciones varían, pero el total de ayuda procedente de organizaciones no gubernamentales asciende a 6.000 millones de dólares al año, aproximadamente 10 por ciento de lo aportado por los gobiernos.
De todos modos, este dato es confuso pues una parte significativa de la asistencia gubernamental de algunos países se canaliza actualmente a través de organizaciones no gubernamentales. (FIN/IPS/tra-en/td/pz/mj/dv ip if/96)