La Conferencia de Desarme decidió hoy la inmediata incorporación de 23 nuevos Estados miembros, que se aplazaba desde hace tres años por diferencias relacionadas con las tensiones en Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
Una ardua negociación diplomática permitió superar las objeciones que Estados Unidos oponía a la participación de Iraq, y que Irán y Egipto levantaban ante la presencia de Israel.
El presidente de la Comisión de Desarme (CD), el pakistaní Munir Akram, celebró las incorporaciones porque "fortalecerán la credibilidad y la eficacia" del organismo, que ahora contará con 61 miembros.
Además de Iraq e Israel, los nuevos 23 miembros son Austria, Bangladesh, Belarus, Camerún, Colombia, Corea del Norte, Corea del Sur, Chile, Eslovaquia, España, Finlandia, Noruega, Nueva Zelandia, Senegal, Siria, Sudáfrica, Suiza, Turquía, Ucrania, Vietnam y Zimbabwe.
Los nuevos miembros aportan "una buena inyección" a la Conferencia porque provienen de regiones "importantes que no estaban bien representadas", observó el embajador de Chile, Jorge Berguño, quien actuó durante estos tres años prácticamente como coordinador de los 23.
Berguño resaltó la presencia de nuevos países miembros de áreas estratégicas, como Medio Oriente, Europa Oriental y Asia. Lamentó sin embargo que América Latina "no tiene representación equilibrada respecto a otras regiones".
La expansión se produce en un momento crítico para la CD, a menos de dos semanas del plazo fijado para la aprobación del debatido Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPCE).
El proyecto del TPCE establece la obligación básica para los estados firmantes de no realizar ensayo nuclear alguno y de prohibir, prevenir y abstenerse de fomentar cualquier clase de pruebas nucleares.
La CD concluye el 28 de junio su segundo período anual de sesiones y debería aprobar en ese plazo el TPCE para cumplir con la recomendación de la Asamblea General de las Naciones Unidas de que el tratado sea refrendado en su sesión venidera, en septiembre próximo.
Berguño se mostró "moderadamente optimista" sobre la concertación del acuerdo antes de fin de junio. "Me parece muy difícil que en dos semanas tengamos un texto limpio de un tratado", dijo.
Sin embargo, el diplomático sudamericano estimó probable que en las dos semanas de negociaciones se logre un acuerdo político en un paquete de decisiones que requerirá después un mes de ajustes por un comité especial de redacción.
Akram dijo que 23 nuevos miembros abren perspectivas de una adhesión más amplia al TPCE "pues reflejarán un apoyo más extendido" de la comunidad internacional, "por supuesto en la presunción, que todos tenemos, de que el tratado será concertado".
La ampliación de la CD se dilataba desde 1993, cuando fue aprobada la lista de 23 nuevos miembros presentada por el coordinador especial de la expansión, el embajador australiano Paul O'Sullivan.
En aquella época, cuando todos los miembros de la CD habían aprobado la lista de O'Sullivan, la delegación de Estados Unidos informó de haber recibido una revocación de sus instrucciones desde Washington.
La nueva posición estadounidense objetaba la presencia de Iraq en la lista, aunque posteriormente aceptó su participación pero le negó derecho a usar su poder de veto en la CD.
Las negociaciones se complicaron posteriormente cuando Irán propuso excluir de inmediato tanto a Iraq como a Israel y aplazar la discusión de la incorporación de ambos para una fecha posterior.
La negativa de Estados Unidos a la idea iraní estancó las discusiones, que sólo fueron destrabadas posteriormente por gestiones de los 23 en la Asamblea General de la ONU.
Finalmente, Sudáfrica desbloqueó las negociaciones con una propuesta de que los 23 acepten no ejercer en forma individual el derecho a veto durante los dos primeros años. Para imponer la solución sudafricana fueron necesarias trabajosas gestiones diplomáticas en Teherán y El Cairo.
El procedimiento formal obligó a una reunión de la CD en la que se adoptó la decisión de admitir la incorporación de los 23 países.
El segundo paso consistió en una carta, remitida por los 23 Estados al presidente de la CD, en la que se comprometen a no ejercer el derecho a veto durante dos años.
Sin embargo, comentó una fuente diplomática, si en ese período uno de los 23 países se siente amenazado por armas nucleares, puede ejercer el derecho a veto si consigue el apoyo de otro país miembro.
Entre los miembros originales de la CD figuran Alemania, Argelia, Argentina, Bélgica, Birmania, Brasil, Bulgaria, Canadá, Cuba, China, Egipto, Estados Unidos, Etiopía, Francia, Holanda, Hungría, India e Indonesia.
La lista incluye también a Irán, Italia, Japón, Kenia, Marruecos, México, Mongolia, Nigeria, Pakistán, Perú, Polonia, Reino Unido, Rumania, Rusia, Sri Lanka, Venezuela y Zaire. (FIN/IPS/pc/jc/ip/96)