Divergencias importantes obligaron hoy a la postergación por un mes de la adopción de un Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPCE) que se negocia desde hace dos años en la Comisión de Desarme (CD).
En la segunda sesión anual de la CD, concluida este viernes, persistieron las disensiones en torno a aspectos determinantes del tratado, como sus propósitos y objetivos, los mecanismos decisorios del sistema de verificación y la entrada en vigor.
Los 61 estados miembros de la CD volverán a reunirse el 29 de julio para discutir el último texto de proyecto del tratado que presentó este viernes el presidente del comité especial de negociación, el embajador holandés Jaap Ramaker.
El diplomático exhortó a restar dramatismo al aplazamiento de las negociaciones y negó que el desenlace de segundo período de sesiones de la CD represente un fracaso o un derrumbe de los esfuerzos por el desarme.
Sin embargo, el texto de proyecto presentado fue cuestionado de inmediato por varios países.
Una fuente diplomática latinoamericana dijo que los delegados de Irán, India y Pakistán habían denegado consenso a la propuesta de Ramaker.
La representación de China estimó que el borrador del embajador holandés contiene puntos que no reflejan el empeño por frenar la carrera nuclear.
Los países no alineados, en especial India, hacen hincapié en la exigencia de un texto, en la sección de propósitos y objetivos del tratado, que ponga un alto definitivo al desarrollo y a la mejora cualitativa de las armas nucleares.
Pero Estados Unidos se opone rotundamente a que en los alcances del tratado se incluyan referencias a futuros pasos hacia el desarme nuclear.
El texto presentado por Ramaker evalúa que la actual situación internacional ofrece una oportunidad para la adopción de nuevas medidas efectivas hacia el desarme nuclear y contra la proliferación de armas nucleares.
El párrafo agrega de manera genérica que los estados miembros del eventual tratado "declaran" su intención de adoptar esas medidas.
Otro factor de disidencia en la negociación ha sido el sistema de verificación de eventuales violaciones a la prohibición de los ensayos nucleares.
Una de las divergencias gira en torno a la importancia que se concederá a los medios técnicos nacionales de verificación, en relación con la información del sistema internacional de monitoreo o con una fórmula que equilibre los dos métodos.
Con relación a la adopción de decisiones de inspección en el lugar, el proyecto del embajador Ramaker acoge la posición de Estados Unidos, que favorece una mayoría simple del Consejo Ejecutivo del tratado.
En cambio, Pakistán insiste en que se requerirá una mayoría de dos tercios en el Consejo Ejecutivo para resolver inspecciones en lugares sospechados de infracciones a la prohibición de ensayos.
Uno de los temas más críticos de la negociación siguió siendo la modalidad de entrada en vigor del tratado.
El Reino Unido, Rusia, China y Pakistán insisten en una fórmula de entrada en vigor por la cual el tratado debera contar con la aceptación específica de las cinco potencias nucleares y de los tres países con capacidad nuclear: India, Pakistán e Israel.
India, apoyada por los países no alineados, advirtió que no firmará un tratado que la obliga a suscribirlo como condición para que comience a regir.
El borrador de Ramaker propone una fórmula diversa, que consiste en que el tratado será válido 180 días después de la fecha de depósito de la ratificación por parte de los 44 estados que disponen de reactores de energía nuclear.
La intención del presidente del comité especial es que los gobiernos evalúen y discutan durante un mes el borrador de proyecto y que los embajadores regresen el 29 de julio para la adopción del tratado.
Sobre la Conferencia de Desarme pesa el emplazamiento de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que en la sesión pasada exhortó a apresurar las negociaciones para poder sancionar el tratado en su período de sesiones que se inicia en septiembre próximo. (FIN/IPS/pc/dg/ip/96