CUBA: Prostitutas y proxenetas expulsados del "paraíso azul"

La famosa playa de Varadero perderá su bien ganado prestigio como paraíso sexual del mar Caribe si las autoridades cubanas deciden mantener la "mano dura" contra la prostitución.

Situado a 120 kilómetros de la capital, Varadero, el principal polo turístico de Cuba, atrajo en los últimos años todo un ejército de prostitutas, proxenetas y "vividores" que se dedican al comercio ilegal de sexo, ron, habanos y drogas.

Hasta marzo, esos hombres y mujeres circulaban libremente por las calles de ese "paraíso azul", pero ahora se esconden de la vista de agentes de seguridad que pueden confundirse con vendedores de helados o con quienes toman el sol en alguna playa.

Cruzar el pequeño puente que une la península donde se ubica Varadero con el resto de la isla ya no es tarea fácil para las prostitutas, proxenetas y traficantes que intentan pasar como obreros, ciclistas o parejas de enamorados.

"Esto no puede ser pasajero. La delincuencia es como las cucarachas, que se esconden cuando las fumigan. Si eso no se hace de manera sistemática, se reproducen y vuelven a salir", dijo Gilberto Ceballo, un taxista de Varadero, localidad de 18.000 habitantes permanentes.

Sin evitar el triunfalismo que caracteriza a la prensa cubana, el semanario Juventud Rebelde afirmó el domingo que "la red delincuencial que creció en torno a la 'jinetera' está en franca vía de extinción".

A principios de esta década, los cubanos bautizaron como "jinetera" o "jinetero" a toda persona que se dedicara al comercio ilegal de dólares y, por ende, a quienes venden sexo a turistas o a residentes extranjeros.

Según Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas, la acción conjunta del gobierno, la fiscalía y el Ministerio del Interior permitió cortar una cadena de la que formaban parte más de 7.000 prostitutas en 1995.

La policía, que comenzó su ofensiva el 4 de abril, logró detectar unas 400 viviendas cuyos inquilinos se dedicaban a la prostitución, y no pocos túneles, puentes, cuevas, azoteas o lugares públicos que servían de albergue a quienes viven de la explotación sexual.

Las autoridades municipales de Varadero confiscaron automóviles y pusieron a disposición de los tribunales a los propietarios de 15 restaurantes privados que funcionaban sin licencia y brindaban servicios a "jineteros".

El afán de conseguir dólares a toda costa cobró fuerza en algunos sectores marginales a partir del auge del turismo y de la legalización de la posesión de divisas en agosto de 1993.

El "jineterismo", que en la segunda mitad de los 80 se caracterizó por la compra de dólares y la prostitución casi improvisada, se convirtió en una red de proxenetas, prostitutas, taxistas clandestinos, casas de cita, restaurantes privados, vendedores del mercado negro y extranjeros.

"Voy con un turista, almuerzo, y por cada cliente que le llevo, el dueño del restaurante me paga una comisión", dijo una joven de 20 años que se negó a revelar su nombre.

Una encuesta realizada en 1995 por la revista turística italiana Viaggiare catalogó a Cuba como el destino más atractivo para quienes viajan por el mundo en busca de placer sexual.

La publicación señaló la isla como un veradero paraíso para hombres, mujeres y homosexuales que viajen sin compañía.

Los "jineteros" cubanos no buscan sólo dinero por unas horas de sexo. Por lo general, van detrás de la vida atractiva de los hoteles, cabarets y restaurantes que sólo aceptan pagos en dólares y hasta sueñan con encontrar el amor ideal que los lleve a Europa o Estados Unidos.

"Cada vez que conozco a un extranjero trato de estar con él hasta que pone el pie en el avión. Después le escribo cartas y si vuelve a Cuba, a quién busca es a mí", aseguró Gaby, una "jinetera" de 23 años que lleva cinco en su oficio.

Gaby llegó a La Habana a prncipios de este mes, con la esperanza de tener más libertad de acción que en Varadero. Pero, según dice, la policía no la deja en paz cuando la ve acercarse a un turista.

La prostitución y el proxenetismo no constituyen en Cuba figuras delictivas, pero son perseguidos por aplicación del artículo 62 del Código Penal, que reprime el comportamiento "antisocial" peligroso.

Juan Escalona Reguera, fiscal general de la República, anunció que, entre otras modificaciones previstas para el Código Penal, se contempla el castigo de los proxenetas y los taxistas y personal vinculado al sector turístico que se beneficien del ejercicio de la prostitución.

Las nuevas medidas aún están en estudio, pero Escalona entiende que en el caso específico de Varadero no se podía esperar, pues la situación de la playa "tenía ya carácter de escándalo internacional".

"Las jineteras estaban muy dispersas por todas las calles y daban la sensación al turista extranjero de que detrás de cualquier cubana había una prostituta", dijo Carlos Martínez, gerente del hotel Meliá Varadero, perteneciente al grupo hotelero español Sol Meliá. (FIN/IPS/da/ff/ip/96)

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