La cooperación con el Tercer Mundo no resuelve los principales problemas de los países beneficiarios cuando se limita a la caridad o a enfrentar situaciones angustiosas, se advirtió en la Conferencia Sur-Norte, celebrada este fin de semana en Barcelona.
El movimiento de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se debería convertir en "un instrumento político de transformación y en una alternativa global", afirmó en la conferencia el presidente de la coordinadora de las ONG de España, Luis Arancibia.
En la conferencia, organizada por Intermón, una ONG vinculada a la Iglesia Católica, se estudió un código de ética, uno de cuyos artículos señala que "la finalidad de la cooperación es desaparecer lo más pronto posible".
Esa desaparición se produciría el día en que las diferencias entre el Norte industrializado y el Sur empobrecido se hiciesen insignificantes y cuando se acortasen también las distancias entre el poder adquisitivo de los más ricos y los más pobres de esas sociedades.
Así planteada la cuestión, la cooperación se debatiría entre dos grandes opciones: de un lado quienes propugnan un cambio global en las relaciones Norte-Sur y del otro quienes, como Antonio Núñez, director de Cooperación Internacional, de Madrid, afirman que "muchas veces, la mejor ayuda es regalar una pastilla de jabón o un cepillo para los dientes".
Un poderoso movimiento ciudadano, mayoritariamente juvenil, logró el último año en España que el parlamento se comprometiese por unanimidad a aumentar el presupuesto del Estado destinado a la cooperación para el desarrollo.
Ese movimiento levantó las banderas de la solidaridad y señaló la necesidad de ayudar a los más pobres y marginados. Su mayor crítica contra el gobierno presidido entonces por Felipe González fue que con los presupuestos de cooperación se financiaba la exportación de bienes, incluyendo armas.
El Centro de Investigaciones para la Paz (CIP), una fuerte ONG con sede en Madrid, publicó un informe criticando el uso de los Fondos de Ayuda al Desarrollo.
La concesión de esos créditos suele utilizarse como medio de presión, como ocurrió ante el gobierno de Marruecos, al que se obligó a conceder permisos de pesca, señaló el CIP.
Mientras, los préstamos concedidos a Egipto incluyeron comisiones de hasta 20 por ciento para "operadores internacionales especializados en la venta de material militar", agregó.
Quizás por ello, en la conferencia de Barcelona se destacó que las ONG deben salir de la marginalidad y no deben dedicarse sólo a la ayuda solidaria en los sectores deprimidos y en situaciones de catástrofes, sino propugnar un cambio en las relaciones que rigen la sociedad internacional.
Las diferencias de desarrollo entre el Norte y el Sur originan situaciones de carencia que deben ser atendidas. Para superarlas, o al menos aliviarlas, deben ser modificadas las relaciones globales, se afirmó.
En lo que a Europa compete, esa transformación debe apuntar al diseño de relaciones comerciales y financieras más justas y equitativas con los países del Sur.
En una nueva política de cooperación debería prevalecer la ayuda dedicada a la salud y la educación, según el CIP. En un mundo globalizado, donde la calidad de los recursos humanos es vital para competir, la educación, la transferencia tecnológica y la investigación, se pueden convertir en herramientas dinámicas para el desarrollo.
Si ese objetivo se lograse y se estrechase la brecha entre las sociedades ricas y las empobrecidas, y dentro de ambas entre los muy ricos y los muy pobres, la cooperación para el desarrollo perdería su razón de existir. Porque se habría logrado una sociedad humana globalmente más equitativa, justa y solidaria. (FIN/IPS/td/ff/dv/96).