La crisis institucional desatada en Colombia por la penetración de dinero del narcotráfico en la última campaña electoral catapultó a la guerrilla, que propuso la constitución del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia.
El Movimiento impulsado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más antiguo de América Latina y primera fuerza de la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), tiene como objetivo "una solución política al grave conflicto que vive el país".
Según una fuente gubernamental que pidió anonimato, la propuesta, que fue confirmada por el dirigente guerrillero Alfonso Cano a la revista Semana, representaría una ruptura con el Partido Comunista de Colombia, con el que las FARC mantuvieron por décadas una alianza no declarada.
La última fuerza política legal apoyada por las FARC fue la Unión Patriótica, creada en 1986, cuyos dirigentes fueron exterminados en una década.
Las FARC estarían abonando el terreno para su resurgimiento político con el impulso del nuevo Movimiento Bolivariano Clandestino, comentó Luis Valencia, investigador de la Universidad de los Andes, principal centro privado de educación superior de Colombia.
A diferencia de las consignas marxistas de los años 70, en las que reivindicaban la lucha armada como una vía para derrocar al Estado burgués, las FARC proponen ahora su fortalecimiento "para garantizar la redistribución del ingreso, la armonía económica, la tolerancia democrática y la justicia social".
"Parece un viraje de las FARC del estalinismo en que se gestó en los años 60 hacia la socialdemocracia", dijo Valencia, quien prevé que esto no asustará a sectores de la burguesía "porque representa una derechización del movimiento insurgente"'.
El nuevo movimiento será clandestino para que sus miembros no sean asesinados "como ocurre en este país con todo el que se opone al régimen", dijo Cano, quien precisó que la propuesta está dirigida a todos los quienes se opongan al actual gobierno, "compartan o no la lucha armada".
Las FARC han reclamado reiteradamente la renuncia del presidente Ernesto Samper, como salida a la crisis institucional que vive Colombia, que Cano considera "la resultante lógica de un proceso de descomposición del régimen político" y debe ser solucionada "por vías extrainstitucionales".
La propuesta de constitución del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia contrasta con el paro armado contra Samper convocado por las FARC en abril, que dejó un saldo de 25 muertos y abrió la discusión sobre la vigencia del poder guerrillero.
Carlos Herrera, profesor de Ciencias políticas de la Universidad de Los Andes, apuntó que el paro armado expresó la falta de influencia y capacidad de las FARC para impulsar una propuesta política coherente.
Entre 1985 y 1994, las FARC, que cuenta con unos 7.000 combatientes, aumentaron numéricamente, se expandieron territorialmente y se fortalecieron económicamente, pero experimentaron también su mayor caída política, afirmó.
Sin embargo, el historiador Juan Florez considera que pese a su crisis interna la guerrilla se ha convertido "en un factor estabilizante" en los territorios que controla.
En Colombia existen un poder subterráneo y un poder visible, "equivalentes a lo legítimo e ilegítimo", que se ejercen arbitrariamente y con múltiples complicidades, tanto por parte del ejército como de los guerrilleros, afirmó el historiador. (FIN/IPS/yf/ag/ip/96)