CHINA: Otro agónico acuerdo con EE.UU. sobre derechos de autor

China y Estados Unidos, una vez más, lograron un acuerdo de último minuto para frenar la piratería de derechos de autor y evitar una ruinosa guerra comercial transpacífica.

Sin embargo, la pregunta ahora es si Beijing tiene la voluntad política y la capacidad represiva para cumplir lo pactado. Hace apenas 16 meses se había alcanzado otro agónico arreglo.

Como ocurrió en Beijing el lunes, en febrero de 1995, las dos potencias económicas lograron un convenio similar, tras 11 horas de discusiones, para acabar con la piratería de música, películas y programas de computación estadounidenses.

El convenio inicial exigió el cierre de más de 30 fábricas piratas y grandes manufacturas chinas que falsifican y exportan productos ilícitos al exterior. Sin embargo, Washington acusó a China de no cumplir lo pactado y el problema resurgió.

Se llegó al punto que si Beijing no lograba convencer a Washington que iba a poner bajo control las descaradas violaciones de derechos de autor, Estados Unidos estaba dispuesto a imponer tarifas punitivas del 100 por ciento sobre 2.000 millones de dólares en textiles chinos, productos electrónicos y otros rubros.

Beijing, a su vez, dijo que aplicaría represalias aquí contra hombres de negocios estadounidenses y bloquearía las importaciones de música, películas y diversos bienes.

Tras una nueva ronda de política comercial en la cuerda floja y negociaciones hasta el último cartucho, que culminaron el lunes a medianoche, Estados Unidos retiró su amenaza de sanciones comerciales a cambio de detalladas promesas chinas de restringir el plagio ilegal, según informó Charlene Barshefsky, representante legal de Washington.

El nuevo plan demanda investigaciones policiales de violaciones de propiedad intelectual, verificación de las medidas represivas chinas, inspecciones fronterizas y aduaneras, prohibición sobre importaciones sin licencia de equipos usados para realizar falsificaciones, monitoreo oficial estadounidense de cierres de fábricas y mayor acceso al mercado de productos de EE.UU.

Barshefsky dijo que durante las últimas semanas China ha clausurado 15 de las 30 fábricas piratas de discos compactos con una capacidad total de 50 millones de copias anuales. Se esperan nuevos cierres a la brevedad, acotó.

En el curso de las negociaciones, China pregonó sus éxitos en la represión de piratas. Las autoridades requisaron depósitos ocultos de discos compactos falsificados, cerraron numerosas líneas piratas de ensamblaje, interceptaron exportaciones ilegales y ordenaron a la policía que interviniera en la represión, especialmente en la provincia meridional de Guangdong donde operan fábricas piratas.

"China ha comenzado a demostrar su vigilancia a través de acciones realizadas en los últimos tres meses", declaró la negociadora estadounidense, indicando que Washington cree ahora que China está pronta para aplicar seriamente medidas de protección sobre propiedad intelectual.

"Todavía no lo consiguió del todo, pero las recientes medidas chinas significan un gran paso adelante", dijo.

Funcionarios estadounidenses dijeron que China ha aceptado abrir sus industrias fílmicas y musicales a compañías norteamericanas. Beijing levantará las restricciones a la importación de películas estadounidenses. Además, permitirá abrir un estudio de ese país para que realice perlículas y programas de televisión en China.

Las compañias musicales estadounidenses tambien tendrán asegurados los derechos de licencias. Grupos industriales de música y películas podrán monitorear derechos de autor. Las empresas estadounidenses estimaron que la piratería china les ha costado 2.300 millones de dólares en ganancias perdidas.

No obstante, muchos analistas dijeron que va a ser difícil para China restringir la piratería a breve plazo. Las fabricas piratas tiene poderosas conexiones con los gobiernos provinciales y los militares, mientras las administraciones locales gozan en gran medida de autonomía respecto a Beijing.

"¿Qué esperamos que hagan? La economía china está descentralizada y el gobierno no puede controlar todo", advirtió John Cooper, un especialista en vínculos chino-estadounidenses.

Sin embargo, a pesar del acuerdo, Washington y Beijing siguen afrontando un sinnúmero de problemas en sus volátiles relaciones. Los vínculos se mantienen tirantes sobre abusos de derechos humanos, proliferación de armas nucleares y Taiwán.

En materia de comercio, Estados Unidos está disgustado con el creciente excedente chino que alcanzó los 33.000 millones de dólares en 1995. Washington, además, continúa impulsando una mayor liberalizacion comercial china antes de permitir que el gigante asiático ingrese en la Organización Mundial de Comercio.

Durante la actual ronda de conversaciones comerciales, China se plantó ante la exhibición de fuerza estadounidense y se opuso a una mayor apertura de su mercado a la música, las películas y los programas de televisión norteamericanos.

Envuelto en un clima político conservador, Beijing dijo que una apertura a empresas mixtas de libros y otros productos infringiría la soberanía ideológica del país. Esas preocupaciones políticas podrían afectar ahora la puesta en marcha del nuevo acuerdo.

No obstante, la administracion del presidente Bill Clinton pretende lograr que el Congreso apruebe renovar a China la condición de nación más favorecida en materia de reducción de aranceles en Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/ego/ip-rc).

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