Los estudiantes huyeron de las instalaciones de la Universidad de Camerún debido a la irrupción de tropas del ejército, porque el gobierno teme que su huelga de protesta, que ya dura seis semanas, perturbe la cumbre de la Organización de Unidad Africana (OUA) prevista para el mes próximo en esta capital.
Los jóvenes se vieron obligados a abandonar los predios de Yaounde I cuando el ejército entró en la universidad para romper el boicot a las clases, iniciado el 3 de mayo último.
La protesta comenzó como una pacífica sentada general contra la decisión del rector, Dominique Obounou Akong, de aumentar la cuota anual equivalente a 104 dólares, que debe pagar cada alumno.
Akong impuso nuevos aranceles por el uso de la biblioteca, salas de conferencias, facilidades sanitarias y clases particulares. También anunció que los estudiantes que resulten reprobados en sus exámenes anuales de junio deberán pagar el equivalente de 52 dólares para poder rendir pruebas suplementarias en septiembre.
En apoyo de la decisión del rector, el ministro para la Alta Enseñanza, Peter Agbor Tabi, informó a los estudiantes que la educación universitaria "no es para los pobres" y los aconsejó de "volver a casa con sus familias".
Furiosos, los estudiantes se amotinaron, rompieron ventanas, dañaron los autos del personal de la universidad y prendieron fuego a un edificio de madera. Cuando las fuerzas de seguridad intentaron sofocar la agitación se produjeron violentos choques. Algunos estudiantes resultaron heridos y otros fueron arrestados.
Tres semanas despues, el gobierno despidió al rector, canceló las nuevas cuotas anunciadas, prometió adoptar una decisión sobre los exámenes suplementarios y dijo que tendría en cuenta sus quejas.
Sin embargo, los estudiantes se negaron a volver a clase hasta que el ministro de Alta Enseñanza tambien fuera despedido, las pruebas de septiembre se pudieran rendir sin cargo y se liberara a los estudiantes detenidos.
"No podemos volver a clase mientras la universidad sigue ocupada por los gendarmes y la policía que, en las últimas semanas, se ensañaron contra nosotros", declaró un líder estudiantil a IPS. "Para nosotros es una trampa porque el gobierno siempre promete pero nunca cumple. Debemos conseguir lo que queremos".
El conflicto cobró dimensiones nacionales cuando los estudiantes de la Universidad de Douala salieron a la calle por motivos similares, mientras sus contrapartes en Yaounde II y Dschang, en la Provincia Occidental, dieron a conocer notas de advertencia.
Por el momento, no hay indicios que ninguno de los bandos esté dispuesto a ceder.
Temeroso que el malestar pueda propagarse a las otras cinco universidades del país, la semana pasada Tabi expulsó a seis estudiantes sospechosos de dirigir la huelga y les prohibió entrar en cualquier otra universidad de Camerún.
Durante el fín de semana, las tropas del ejército clausuraron los predios, apalearon a muerte al estudiante de tercer año de Geografía, Benjamín Mvogo, y arrestaron a 150 jóvenes mientras otros miles optaron por escapar.
"¿Qué más se pretende que hagamos?", demandó el nuevo rector, Jean Messi. "El presidente ya se ha prodigado para calmar el enojo de los estudiantes".
La represión oficial parece motivada por la sospecha que el malestar estudiantil se debe a incitaciones de los dos principales partidos opositores, el SDF y el UNDP. Ambas agrupaciones demandaron que los centros urbanos se conviertan en poblaciones fantasmas antes y durante la cumbre de la OUA, fijada en Yaounde del 7 al 9 de julio próximo.
El Frente Socialdemócrata (SDF) y la Unión Nacional por la Democracia y el Progreso (UNDP) insisten que Camerún no puede permitirse el gasto que ocasionará la cumbre.
"Esto no puede ser mera coincidencia. Los estudiantes han sido teleguiados en sus acciones por algunas fuerzas políticas. Ningún gobierno puede quedar de brazos cruzados mientras es perturbado por ciudadanos mentalmente enfermos. Les agrade o no, la cumbre de la OUA se realizará aquí en julio", afirmó Tabi.
Sin embargo, la oposición ha negado cualquier vinculación con la protesta estudiantil.
"El gobierno no quiere ni puede resolver las legítimas quejas de los estudiantes y solo está buscando chivos emisarios", manifestó Ambassa Ambassa, vocero del UNDP. "La crisis universitaria no tiene nada que ver con nuestro demanda de ciudades fantasma, formulada hace largo tiempo".
Esta vez, el gobierno no logró dividir étnicamente al estudiantado como ocurrió en 1991, cuando alumnos del grupo étnico Beti del presidente Paul Biya formaron el núcleo de los alumnos que chocaron con colegas opositores al gobierno.
"La crisis económica en el país no ha dejado indiferentes a los Beti. Todos los camerunenses, incluyendo los Beti, están sufriendo penurias", dijo un estudiante de esa etnía. "Nuestros padres son pobres, tal como aquellos de otras provincias. Hemos logrado entender que los políticos solo desean usarnos con fines egoístas y no podemos seguir permitiendo que lo hagan".
Coincidentemente con la deserción de los estudiantes, su nuevo rector se enfrentó con otro problema: los profesores amenazaron con ir a la huelga en julio si no les pagan los salarios que les deben desde hace cuatro meses. (FIN/IPS/tra-en/tm/jm/kb/ip).
= 06200948 DAP001