Los niños entre dos y cinco años de edad son uno de los capítulos más importantes de las exportaciones de Bulgaria. Su salida al exterior conforma una próspera actividad que sostiene a buena parte de la economía sumergida de este país de Europa central, según expertos en seguridad social.
En la mayoría de los casos los niños son contrabandeados y vendidos a través de intermediarios para ser adoptados en Estados Unidos o América Latina.
Según ciertos informes, algunos niños son después revendidos a personas que arrancan algunas partes de sus cuerpos y las venden por altas sumas.
Las operaciones se realizan con niños alojados en hogares para huérfanos, en connivencia con el personal de estos institutos.
Según estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en los últimos cinco años han salido de Bulgaria 927 niños para adopción legal en el extranjero.
No obstante, los expertos entienden que el número de niños adoptados ilegalmente desde el extranjero puede haber sido, por lo menos, cinco veces más alto.
Se calcula en 5.000 dólares la ganancia neta de este negocio en cada caso, según informó bajo condiciones de anonimato una "consejera de adopción", quien confesó haber "cerrado" más de 400 "casos".
Recientemente fue descubierta una organización internacional de tráfico de huérfanos. Los niños eran drogados y sacados de contrabando, y la policía informó que los traficantes preferían a las niñas menores de dos años por ser las más cotizadas, alcanzando hasta 20.000 dólares de precio por cabeza.
En la última semana de mayo, sólo en la ciudad de Burgas, se registraron ocho casos de madres que se deshicieron de sus hijos inmediatamente después de dar a luz, abandonándolos en una clínica maternal.
Algunas madres solteras han encontrado una nueva forma de realizar el abandono, simplemente yendo al extranjero y "olvidando" a sus hijos allá. Los servicios sociales de Alemania aún buscan a los padres de unos 15 niños búlgaros así olvidados.
Muchas madres solteras se vinculan a sistemas de adopción y actúan como cómplices voluntarias de la salida de sus hijos al extranjero.
"Ellas saben que no pueden cuidar de sus hijos, y el gobierno tampoco tiene dinero para ello, así que lo mejor para ellas es satisfacer la demanda y garantizar a sus hijos una vida mejor", es la actitud que reflejan los consejeros de adopción. (FIN/IPS-CEE/tra-en/bb/fn/arl/pr/96)
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