El gobierno de Bolivia proclamó éxitos sin precedentes en la lucha contra el narcotráfico, pero simultáneamente, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), de Estados Unidos, informó que el cultivo de coca ha aumentado en este país.
La aparente contradicción refleja la complejidad de la guerra contra la droga, que parece interminable y cada día gana nuevos escenarios.
USAID aseguró en el estudio titulado "La subeconomía de la coca-cocaína en 1995 en Bolivia" que el cultivo de coca, materia prima de la cocaína, era de 54.293 hectáreas en 1995, frente a 49.597 en 1993, cuando el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada llegó al poder.
Dado que la erradicación de cultivos afectó 2.397 hectáreas en 1993 y 5.693 en 1995, la superficie neta dedicada a la coca se incrementó de 47.200 a 48.600 hectáreas de uno a otro año.
Esos datos fueron surgen de un estudio aerofotogramétrico, que también demostró que el Chapare, la zona de mayor producción de coca y cocaína en Bolivia, presentaba 33.700 hectáreas de coca en 1995, la misma cantidad que hace ocho años.
El gobierno replicó que el USAID no manejó información posterior a junio de 1995, y que el año último, la eliminación de cultivos comprendió 5.493 hectáreas y fue la de mayor alcance desde 1990.
"No se consideran los últimos seis meses del año pasado. El nuevo análisis seguramente traerá grandes diferencias", dijo el secretario de Defensa Social, Víctor Hugo Canelas.
Canelas aseguró que "la erradicación es un éxito", como lo demostrarían "la certificación de Estados Unidos a la lucha (de Bolivia) contra el narcotráfico" y "el pedido de otros países de poder aplicar este mismo plan".
El plan de erradicación de coca es eje en las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia y desde 1995, principal referencia del Departamento de Estado a la hora de conceder su certificación a este país, el tercer productor de coca después de Perú y Colombia.
Mientras, las fuerzas que reprimen el narcotráfico lograron en 1996 éxitos sin precedentes, según el Ministerio de Gobierno (Interior).
"La FELCN (fuerza policial antidroga) ha hecho más operativos que nunca antes en su historia" y "ha incautado más droga y destruido más laboratorios, fábricas de cocaína y pozas de maceración", de acuerdo con el informe ministerial.
Las autoridades han "detectado, incautado y destruido mayor cantidad de precursores (insumos) químicos" y detuvieron "más gente involucrada en el tráfico de drogas" que en cualquier otro año", se agregó.
La FELCN destruyó en los primeros cinco meses de este año 1.437 pozas de maceración de droga y 877 fábricas y laboratorios de cocaína, y requisó 4.433 kilogramos de droga.
Entonces, ¿por qué una lucha exitosa no parece tener fin?, se preguntan gobierno, políticos y analistas.
Para Sergio Medinacelli, presidente de la Comisión parlamentaria de Prevención y Lucha contra el Narcotráfico, el gobierno no tiene el control de las zonas de cultivo de coca.
La importación de precursores químicos y el ingreso de dinero del narcotráfico en la economía legal completan los factores que impedirían el triunfo final sobre la droga.
"El gobierno no hizo una erradicación neta de cocales" y el triunfalismo de las autoridades "está muy lejos de la realidad", dijo Medinacelli.
Los campesinos productores de coca exigen alternativas de producción capaces de competir con la rentable opción que para ellos representa su actividad actual.
Desde 1987, cuando se resolvió la eliminación paulatina de cocales, los sucesivos gobiernos destruyeron un promedio de 4.400 hectáreas por año, y la administración de Sánchez de Lozada prevé erradicar este año más de 6.000 hectáreas.
Cálculos especializados señalan que Bolivia tiene una capacidad de producción anual de 200 toneladas de cocaína. Se utilizan aproximadamente 390 kilogramos de hoja de coca para producir un kilo de sulfato base de cocaína.
El contrabando al exterior de coca-cocaína representa aproximadamente 271 millones de dólares al año, más de la cuarta parte de los ingresos que Bolivia obtiene por exportaciones. (FIN/IPS/jcr/ff/ip/96)
