BOLIVIA: Movimiento obrero, de la gloria al derrumbe

Por primera vez desde su creación en 1952, la otrora poderosa Central Obrera Boliviana (COB) cayó en la más profunda de sus crisis, al borde del derrumbe total, al quedar sin líder y sin rumbo.

Conocida incluso a nivel internacional por su combate contra las dictaduras militares y por la recuperación de la democracia en las décadas de 1970 y 1980, la COB quedó acéfala con la inesperada finalización de su XI congreso, que declaró un cuarto intermedio de 60 días.

El congreso sindical, que comenzó el día 17 en la ciudad amazónica de Trinidad, en el norte del país, debía elegir al nuevo secretario ejecutivo de la central pero la pugna entre los dos candidatos y sus seguidores -que llegaron incluso a los golpes- impidió la elección y precipitó el final de la reunión.

El último líder del máximo organismo sindical de Bolivia, el minero Oscar Salas, renunció a la reelección tras ser acusado de "oficialista" por su supuesta cercanía con el gobierno y al ver disminuido el apoyo de los mineros.

El segundo candidato, el también minero Edgar Ramírez, de tendencia radical, declinó ser elegido porque en el congreso ya sólo quedaban fracciones de trabajadores; otra parte de ellos se había marchado de la ciudad y dejó a la asamblea sin quórum.

Ambos dirigentes fueron militantes del desaparecido Partido Comunista de Bolivia.

La fractura del movimiento sindical se produce en un momento en que se presumía que la actuación de la COB sería decisiva para impedir que el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada apruebe la reforma del sistema de pensiones para pasar al modelo de capitalización individual, similar al que se aplica en Chile.

"La crisis de la COB no toca fondo y los incidentes de este último congreso son apenas el anuncio de la debacle del movimiento sindical, que no termina de identificar el nuevo papel que le corresponde en democracia", dijo a IPS un analista experto en temas sindicales que pidió no ser identificado.

"Antes, la COB reemplazaba incluso a los partidos lo hacía eficazmente en las luchas políticas en defensa del sistema democrático, pero ha heredado tan dogmáticamente esa excesiva politización que en el sistema de derecho no sabe a dónde apuntar sus cañones", agregó.

Acostumbrada a hacer caer dictadores en el pasado, el máximo ente sindical se sintió perdido en democracia, se opuso radicalmente a cuanta reforma propusieran los sucesivos gobiernos y casi siempre salió perdiendo.

La COB rechazó incluso medidas que en el pasado eran reclamadas por sectores de intelectuales y de izquierda, como la reforma de la educación aprobada por el actual gobierno y esa actitud la llevó a una pérdida casi total de credibilidad.

Los críticos de su conducción dicen que continúa actuando desde la óptica de una desproporcionada concepción "obrerista", pese a que la composición de las fuerzas laborales ha cambiado mucho en los últimos 15 años, y sectores como los campesinos o los cultivadores de coca son ahora los de mayor emergencia.

Los analistas que estudian el fenómeno del sindicalismo boliviano coinciden en que todos esos errores han llevado a la COB a perder su capacidad de convocatoria. En el pasado era capaz de llenar plazas y avenidas con trabajadores y paralizar el país cuando así lo decidía.

En los últimos años, a las movilizaciones convocadas por la COB ya sólo asisten los maestros de la educación estatal y pocos obreros o mineros.

Los políticos de oposición atribuyen el fracaso del congreso y la crisis del movimiento sindical a una supuesta injerencia del Poder Ejecutivo en las actividades de la central.

"Al parecer, el dinero y los esfuerzos que ha invertido el gobierno en el congreso de la COB han dado sus frutos y ahora los trabajadores deben hacer un esfuerzo de unidad para superar este problema y evitar quedar sin dirección en estos momentos difíciles", dijo el legislador opositor Guido Riveros.

Transitoriamente, y durante este inédito "cuarto intermedio" de 60 días del congreso sindical, la COB estará bajo responsabilidad del dirigente minero Milton Gómez, que durante la reunión de Trinidad dirigía el "presidium" del encuentro. (FIN/IPS/jcr/dg/lb-ip/96

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