ASIA-PACIFICO: Temen pruebas nucleares rusas tras bomba en China

Países de Asia y el Pacífico y ambientalistas de la región deploraron la explosión nuclear de este sábado por China, la cual, temen, podría inducir a otros países, entre ellos Rusia, a reanudar sus pruebas de armamento.

Desde Japón y Filipinas a Nueva Zelanda se alzaron voces de protesta contra la explosión subterránea efectuada en la desértica localidad de Lop Nor, en la provincia occidental china de Xinjiang.

"Estamos muy desilusionados, pues China había dado pasos en favor de un tratado de prohibición de pruebas nucleares. Espero que no haya más explosiones", dijo este domingo el primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto.

Activistas de la organización ambientalista internacional Greenpeace iniciaron una campaña de protesta y el buque insignia del grupo zarpó desde Manila hacia Shangai, China, para que Beijing desista de efectuar otra prueba nuclear anunciada para antes de septiembre.

El embajador de China en Nueva Zelanda, Huang Guifang, fue citado por el ministro de Asuntos Exteriores, Don McKinnon, quien le dijo que las explosiones amenazaban la seguridad en la región de Asia y el Pacífico.

"Las pruebas de China pueden alentar a aquellos que aprovechan la campaña electoral en Rusia para presionar en procura de la reanudación de las pruebas", dijo McKinnon luego de su reunión con Huang.

Huang aseguró al canciller de Nueva Zelanda que las pruebas de armas tienen apenas finalidades defensivas y que nunca sería el primer país en disparar su arsenal nuclear.

McKinnon replicó que Rusia, otra superpotencia nuclear que tiene una extensa frontera con China, podría percibir una amenaza en las explosiones, pues los candidatos de derecha alientan el fervor nacionalista al fin de la campaña electoral. "Las pruebas pueden ocasionar tensión en Moscú", dijo.

Pero China no parece preocupado por las protestas debido a su gigantesco mercado al que todos los países de la región pretenden acceder, ni siquiera por el rechazo que despertó la prueba nuclear en Japón, el principal socio comercial y donante de asistencia.

Al protestar por la explosión, Tokio aclaró que no tenía intención de congelar su programa de préstamos a Beijing, por el cual entregó 1.500 millones de dólares desde 1979.

El ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Yukihiki Ikeda, informó este fin de semana al encargado de negocios de China en Tokio, Wu Dawei, que Tokio continuaría aportando los préstamos previstos, que ascienden a unos 580 millones de dólares en los próximos dos años.

Pero Ikeda dejó en claro en su reunión con Wu que Japón desea que las pruebas nucleares finalicen.

Mientras tanto, los observadores consideran que la campaña que lanzará Greenpeace contra las explosiones en China será aun más dura que la efectuada el año pasado y comienzos de éste respecto de las pruebas submarinas detonadas por Francia en el sur del Pacífico.

Las autoridades del puerto de Shangai anunciaron que las actividades de Greenpeace no serán toleradas, al tiempo que advirtieron al grupo que no deberá intentar penetrar en aguas territoriales chinas.

La organización ambientalista prevé una recepción hostil por parte de Beijing cuando llegue a Shangai este miércoles, informó la gerente de la campaña del grupo en Nueva Zelanda, Stephanie Mills.

"Representantes de Greenpeace se reunieron con funcionarios de la embajada de China en Filipinas y quedó claro que Beijing preferiría que no fuéramos a Shangai", dijo Mills. El grupo pretende informar a los ciudadanos chinos sobre las consecuencias de las pruebas nucleares. (FIN/IPS/tra-en/sk-kc/cpg/mj/ip en/96)

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